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Después del éxito alcanzado con la exposición de su pintura las chicas fueron a casa de la rubia donde ya la esperaban Manolita, María y Mateo para felicitarla y así poder celebrar lo que había conseguido por su propio mérito, lo que no esperaban era la noticia que les tenía Marina la cual había llamado a Amelia para encontrarse con ella ya que había encontrado en el ordenador de Federico un disco duro virtual por el cual mediante las claves que metió la castaña podría saber la información que necesitaban pero sólo estaba a un paso ya que todavía no sabía la contraseña y tenía que buscar la ayuda en el abogado ya que había sido la persona más cercana.

- Mateo, intenta recordar algo que fuera importante para Federico, no sé, un lugar, un nombre...lo que sea. - Empezaba diciendo la castaña que no paraba de teclear en el ordenador.

- Ay no sé Marina, nosotros éramos amigos y teníamos mucha confianza pero no nos decíamos todo y cuando estábamos juntos nunca hablábamos de trabajo. - Respondió el abogado.

- ¿Y no te decía algo distinto últimamente, dónde quería irse, cosas de Sebastián, algo Mateo que nos pueda ayudar? - La castaña insistía para poder encontrar la prueba que buscaban.

- Tú lo conocías mucho Mateo, tuvo que decirte qué le pasaba por la cabeza. - Habló Luisita por primera vez que se encontraba abrazada a Amelia.

- Él era el perrito de Sebastián, a lo mejor tiene algo que ver con él. - Respondió María a ver si podía ayudar también.

- Aunque siempre le tuvo mucho miedo a su hermano, últimamente sólo quería huir de él y hacer su vida lejos de todo lo que le relacionara con la empresa y Sebastián, no creo que tenga una clave que le recuerde a su hermano cada vez que enciende el ordenador. - Respondió Mateo descartando toda idea relacionada con lo que dijo.

- Pues entonces hay que seguir buscando, es la confesión que necesita la policía para poder atrapar a Sebastián. - Contestó Amelia que se desesperaba porque quería verlo caer.

- Seguiré buscando amiga, ya sabes que a nosotras nada se nos resiste. - Contestó Marina cerrando el ordenador y levantándose para irse y dejar a la familia junta. - Ya me voy, cualquier cosa te digo Diab... Amelia. - Se cortaba la castaña ante todos no queriendo recordar ese nombre delante de la familia de la abogada.

- ¡Yo me voy contigo! Quiero averiguar si Nacho ha encontrado noticias nuevas del Príncipe. - Se levantó del sillón acompañada de Luisita que tenía sus manos entrelazadas.

- Ten cuidado amor, cualquier cosa me avisas ¿sí? - Decía la abogada muy cerca de sus labios. - Y perdón por no poder celebrar tu éxito pero...no creas que se me ha olvidado. - Le contestó Luisita muy cerca de su oído provocándole un escalofrío.

- Te amo. - Respondió la morena rozando su nariz.

- Yo te amo más. - Le contestó dándole un beso y despidiéndose de ella.

- Manolita, María, gracias por estar acompañando a Luisita, es muy importante para mí. - Les dijo Amelia desde la puerta.

- Ve tranquila Amelia, Luisita tiene todo nuestro apoyo y compañía. - Respondió Manolita que no había hablado hasta el momento con una sonrisa cómplice hacia la morena.

Los demás se quedaron reunidos en la casa hablando de todo lo que había pasado y lo que quedaba por descubrir hasta que en instante sonó el teléfono del abogado llevándose la sorpresa.

- Buenas noches, ¿dígame? - Preguntó Mateo al no conocer el número que aparecía en la pantalla.

- Buenas noches Mateo... - Respondió Pablo un poco nervioso al otro lado.

- ¿Pablo? - Respondió Mateo dejando sorprendida a Luisita que lo miraba con una media sonrisa.

- Sí, sí, perdón por molestarte a esta hora pero quería preguntar por tí. - El secretario preguntaba con timidez.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora