Roja (The Maze Runner)

021

A medida que avanzamos por el pasillo el sonido de los cubiertos chocando y los murmullos se hacen más fuertes.

Casey abre una puerta blanca y cuando paso contemplo el comedor lleno de chicos y chicas como yo, o puede que un poco mayores, pero todos parecen estar a gusto en este lugar.

Camino hacia el interior cuando Casey pone la mano en mi espalda y me obliga a andar.

Nadie está siendo escoltado a excepción de mí, que camino con el guarda detrás como si fuera una criminal.

Agarro un vaso de agua y con las manos temblorosas intento llevarlo a mis labios.

Estoy a punto de beber cuando noto el silencio sepulcral.

Me doy la vuelta y todos me están mirando. El vaso se me resbala de las manos y me encojo al escuchar el golpe de este al caer al suelo.

-Nala- Minho camina preocupado con pasos rápidos hacia donde estoy.
-Minho- se me quiebra la voz al verle y antes de que Casey me lo prohíba le abrazo.

Le aprieto con todas mis fuerzas para que entienda que no quiero seguir con el guarda y parece que lo hace, porque rodea mis hombros con su brazo y me guía hasta una mesa sin darle la oportunidad a Casey de impedírselo.

Giro levemente la cabeza por encima del hombro y veo a Casey en la misma posición, inmóvil, pero no tarda en darse la vuelta y marcharse.

Me siento en una mesa entre Minho y frintanga. La gente vuelve a comer y a hablar y al dejar de ser el centro de atención me relajo.

-¿qué ha pasado Nala?- me pregunta Minho con un tono apenas audible para que solo yo le escuche.
-luego te lo cuento- respondo tras tragar saliva.

Un chico empieza a contar cómo les sacaron de su laberinto, no le presto mucha atención hasta que le escucho decir -ese chico es el que más tiempo lleva aquí- miro al chico sentado sólo en una esquina con la capucha puesta -en su laberinto solo había chicas- añade otro y entonces algo dentro de mí hace click.

Vuelvo a neutralizar la conversación y de un momento a otro me levanto y voy hacia su mesa.
-hey, Nala ¿va todo bien?- me llama Minho preocupado.

Me doy la vuelta y tras respirar bruscamente durante un par de segundos le digo -sí, solo dame un minuto- no espero su respuesta y me vuelvo a girar para seguir caminando decidida hacia el chico.

-Hola- le saludo sentándome -soy Nala- le tiendo la mano, pero no me devuelve el gesto.
Levanta la cabeza y me mira fijamente, repasa todo mi rostro en silencio mientras yo hago lo mismo con el suyo.
-¿qué te han hecho?-
-¿qué te hicieron?-
Preguntamos ambos a la vez.

-fuiste el único chico de tu laberinto ¿verdad?- asiente y continuo -¿qué pruebas o preguntas te hicieron al llegar?-
Entre cierra los ojos -¿qué te han hecho?- susurra asustado como si ya desconfiara de este lugar.

-me han preguntado si mantuve relaciones con algún chico del laberinto, me han hecho una revisión exhaustiva, mañana quieren hacerme no sé cuántas analíticas y al día siguiente pretenden llevarme a un ginecólogo ¿por qué me hacen esto? ¿te lo hicieron a ti?- el pulso se me acelera cuando termino, siento los ojos vidriosos y el chico me mira con los suyos abiertos como platos.

-no sé qué quieren de ti, ni por qué te hicieron esa pregunta o por qué te quieren hacer esas pruebas, pero sé que no debes fiarte de las personas que controlan esto, este lugar no es lo que parece y esta gente no son quienes dicen ser- el hombre que nos enseñó las instalaciones entra de repente en el comedor y todos se callan.

Comienza a nombrar una lista de chicos y chicas quienes se levantan para colocarse tras él. Estoy a punto de preguntarle al chico de qué está hablando, cuando Thomas se levanta de la mesa en la que ni siquiera le he visto sentarse y camina hacia las puertas gritando el nombre de Teresa.

El guarda, cuyo atuendo es muy diferente al de Casey, se lo impide, y cuando presiento lo que se avecina, me disculpo con el chico, le digo que hablaremos más tarde y voy hasta Thomas.

Thomas se da la vuelta antes de que llegue y cuando me ve, frunce el ceño más de lo que ya lo tenía.
-¿qué te ha pasado?- agarra mi rostros mientras lo observa preocupado.
-nada, estoy bien- contesto lo más alto posible para que los guardas lo oigan -disimula- susurro mientras le doy la mano para caminar hasta la mesa con una gran y falsa sonrisa.

Mantengo la compostura durante la hora del almuerzo, después de este nos separan a Newt, Minho, Alan, Fritanga, Thomas y a mí en una habitación con literas.

Cuando al fin nos dejan solos deshago la sonrisa y me preparo para contarles lo que ha pasado y lo que el chico me ha contado.

-chicos- intento llamar su atención pero apenas me sale la voz -chicos- todos parecen contentos con la habitación, la ropa, la comida y con el entorno en general. Un sentimiento de culpa me invade, cierro la boca y no vuelvo a decir nada del tema.

La noche llega pronto, comparto litera con Alan, me ofreció la de arriba, pero la rechacé, ya que a menudo tengo sueños que me despiertan bruscamente y no me gustaría caerme.

El cansancio no tarda en hacer presencia, apagamos las luces y nos vamos a dormir.

Al principio trato de conciliar el sueño, pero tras rodar por la cama durante dos horas, me siento, apoyo la espalda en la pared y dejo de intentarlo.

La duda me carcome por dentro ¿debería contarles lo que me dijo el chico? ¿o lo que me quieren hacer? ¿debería hablarles de lo que me hizo el guarda? Mi corazón se pone a latir desbocado y si ya tenía claro que no iba a dormir, ahora lo descarto por completo.

Ahogo un grito cuando Alan descuelga las piernas de la litera.
-¿te he asustado?- los pies desaparecen y al segundo le veo bajar por las escaleras de la litera -¿puedo?- asiento y se sienta a mi lado en la cama -no consigues dormir ¿verdad?- niego sin siquiera mirarle.

Pasamos un buen rato en silencio y entonces Alan vuelve a hablar -sabes- hace una pausa -cuando entramos en la habitación y nadie te contestó, vi cómo tu expresión cambió y entonces supe que algo pasaba- giro la cabeza y le miro sorprendida -no sé qué querías contarnos, ni por qué decidiste no hacerlo, pero si todavía quieres hablar, estoy para escucharte- me muerdo la lengua angustiada, pensando en si contárselo o no.

Vuelve a mirar al frente y entiendo que lo hace para no presionarme.

Pasan diez minutos, luego una hora, después dos y media, y cuando ya casi es de día, decido hablar.

-Alan- susurro -¿estás despierto?- pregunto recostada sobre su pecho.
Escucho un gruñido y me lo tomo como un sí.
-sobre lo de antes- trago saliva y me quedo callada.
-¿sí?- me anima a continuar.

-este sitio no me da buena espina, creo que no son buena gente y no me gusta el rumbo que están tomando las pruebas- se me acelera el corazón y creo que por la cercanía de nuestros cuerpos Alan lo siente y me rodea con el brazo-hay, hay un guarda- no termino la frase cuando me acobardo y decido no contárselo -buenas noches- acabo con la conversación y cierro los ojos para intentar dormir de nuevo.

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La amistad que tienen ✨

<3