038 parte 3

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Han pasado 6 meses y 13 días desde que cruel se llevó a Minho.
Cada día y cada noche, desde que el sol sale hasta que se pone, despierta y en sueños, queriendo y sin querer, recuerdo aquél momento, recuerdo esos escasos segundos en los que se lo llevaron, su expresión mientras negaba con la cabeza, recuerdo sus ojos fijos en mí y no puedo dejar de hacerlo.
¿Qué quería decir? ¿No me busques? ¿No me ayudes? ¿No me esperes? ¿No dejes que me lleven? ¡No qué!
Tengo una ira interna que carga con la tristeza, tengo ganas de matarlos a todos y hacerlos añicos con mis propias manos, pero tengo muchas más ganas de ver a Minho. Solo deseo verlo una vez, necesito saber que está bien y que está vivo, lo necesito para calmar la bestia en la que me he convertido.

Nada más llegar al refugio seguro, algo dentro de mí empezó a arder, y entonces, decidí reconstruirme y reforzarme para no volverme a romper.
Todas las mañanas salgo a correr con Thomas, cuando las estrellas todavía brillan en el cielo y los grillos cantan en el suelo, corremos y lloramos, en silencio y aislados, cada uno sumido en sus pensamientos, sudando con la respiración entrecortada, dando cada pisada y zancada con más fuerza que la anterior, sabiendo que el otro estará en cualquier ocasión.
Solo con esos 10 kilómetros diarios de ejercicio ya debería haber sido suficiente para cansarme y permitirme dormir más de dos horas, pero no lo fue. Empece a entrenar con Brenda, combate cuerpo a cuerpo, llaves, puntos débiles, estrategias, puntería, lanzamiento de armas blancas y después la práctica en el exterior.
Ahí fuera, donde mandan los raros, Brenda y yo somos un equipo imparable, no le digáis que lo he dicho, pero el desarrollo de mis habilidades y mi fuerza se lo debo en gran parte a ella.
Tras volver de la salida con Thomas, entreno con Brenda, me ducho y voy al comedor.
Como ya os imaginaréis, fritanga me espera en una mesa con su característica redecilla de cocinero, acompañado del mítico delantal blanco que nunca está blanco y un plato de huevos y pan. El comedor siempre está vacío a esas horas y en cierto modo lo agradezco, hablamos sobre el refugio y sobre las novedades de cruel, hablamos de todo y nada a la vez, hablamos como aquella primera vez.
Cuando termino le ayudo con lo que haga falta, para después ir en busca de los niños. Bueno, no todos son niños, algunos me sacan un par de años más y otros un par menos. Todo empezó una tarde, cuando hablaba con Alan en la orilla sobre un chico al que habían atrapado, ese chico podría haber escapado, pero no tenía ni la más mínima idea de cómo.
Juntos decidimos empezar a impartir clases voluntarias de defensa, que con el tiempo tuvieron que ser concertadas por la cantidad de chicos que acudían a ellas. Fue un éxito y ahora es un deber, ahora tengo que levantarme cada día y cruzar ese mural para preparar a esa gente, porque sé lo que es estar indefensa y no se lo deseo a nadie.

Cuando llega la tarde, después de haber comido, me reúno con el equipo al mando.
Vince, Thomas, Newt, Alan, Fritanga, Jorge, Brenda y Harriet.
Cada uno lidera una sección, Vince controla el refugio, Thomas planifica los rescates y ataques a cruel, Newt lleva el conteo y la organización de los chicos rescatados, Alan se encarga del cuidado de ellos y el entrenamiento de los mismos, Fritanga controla las cocinas, Jorge es algo así como el contacto del refugio, lleva a cabo las comunicaciones e interferencias a cruel, Brenda se encarga de la electricidad y de cualquier cosa mecánica, no sé de dónde ha sacado todo el conocimiento que posee, pero es sumamente buena en lo suyo, Harriet guarda la armeria y los vehículos, y yo, yo estoy al mando de las salidas, nadie se mueve mejor que yo ahí fuera, nadie conoce tan bien como yo el mundo exterior y sus peligros. Juntos, buscamos la forma de rescatar a más chicos de las manos ensangrentadas de cruel, buscamos la forma de traer de vuelta a los nuestros y acabar con los que se los llevaron.

A veces toca salir de expedición y no vuelvo hasta entrada la noche, pero ni una sola vez, desde aquél primer día en el refugio, me ha fallado. ¿Quién? ¿Quién no te ha fallado? os estaréis preguntando. Bueno, lo contaré desde el principio para que sepáis el por qué Newt trasnocha cada vez que llego tarde.

Como ya he dicho, el mismo día que llegamos al refugio empezó mi insomnio, no es diagnosticado, pero sé que lo tengo, me paso el día en marcha, entrenando, me paso el día alerta y es imposible que no caiga rendida en la cama cada noche, pero no lo hago, y no lo hago porque no puedo, no porque no quiero.
Tengo pesadillas cada 10 minutos, y aunque no las tuviera no sería capaz de conciliar el sueño, no sería capaz de dejar la mente en blanco y dejar de pensar, de maquinar, de analizar y recordar.
El pasado, el poco que recuerdo me acecha cada segundo, minuto y hora del día, cada momento sin excepción, no necesito ver la figurita de madera junto a mi cama par pensar en Chuck, no necesito el calor del fuego para volver al claro, no necesito entrar en las ducha para ver sus ojos mirándome, no necesito apagar la luz para sentir sus manos en mi pecho.
Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que afrontarlas me es imposible, he dado muchísimos bocados seguidos y al final una gran bola de comida se me ha quedado atascada en la garganta.
Ante el refugio entero soy la roja, una de las personas más fuertes y poderosas aquí, pero porque eso es lo único que conocen, nadie excepto unos pocos saben lo vulnerable que fui en el claro, lo temblorosa que me quedé al ver a Chuck morir, lo que lloré tras perder a Minho, lo débil que me vuelvo cuando Casey está presente.
Casey, él es el principal motivo de mi cambio, él es la razón por la que entreno cada día, por lo que me levanto cada mañana, hago todo esto para el día en que vuelva a verlo atacarle sin dudarlo, para no inmovilizarme, abalanzarme sobre él y golpearle hasta matarle.
En lo más profundo de mi ser siento una furia abrasadora que arremete con todo y tiene ganas de salir, pero más al fondo aún, estoy destrozada, estoy a punto de romperme en mil pedazos y dejar que vuelen con el viento, estoy a punto de tirar la toalla y dejar de luchar.

Todas las noches, bajo la luz de la luna, Newt y yo nos reunimos para seguir.
A veces cuando tienes tantos sentimientos mezclados no sabes cómo afrontarlos y decides guardarlos, pero cuando recurres a guardar tus sentimientos muchas veces llega un momento en el que ya no te queda espacio, estás hasta arriba de sentimientos mezclados que te machacan por dentro y te carcomen poco a poco.
Para eso espera Newt, para decirnos la verdad sin tapujos y ser escuchado. Porque gran parte de las veces solo necesitas eso, solo necesitas decir que quieres cortarle el cuello o volarle la cabeza a alguien, a veces solo necesitas decir lo que piensas y soltar la mayor barbarie que se te ocurra, porque cuando escuchas tu propia voz decir que mereces estar siendo torturada, te das cuenta del peso de las palabras, te das cuenta de lo que es y aprendes a afrontarlo como sea.

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Buenooooo, ya veis que el primer capítulo es de introducción, quería poneros en contexto del estado físico y emocional de Nala y del avance de la trama, ahora sí, espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo.
Un saludo!

<3

Roja (The Maze Runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora