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-buenos días- murmuro entrando al gran camarote que Vince ha determinado como la sala de reuniones temporal durante la estancia en el barco.
Todos se dan la vuelta para mirarme y un repentino sentimiento de incomodidad me corta la respiración.
Busco a Jasper y a Gally con la mirada y cuando les encuentro voy hasta ellos y me coloco en medio.
Contemplo el mapa en la mesa y al notar el silencio absoluto levanto la mirada lentamente. Ahora todos me observan con descaro y cierta confusión.
-¿estás bien Nala?- me pregunta Thomas desde la silla acolchada.
En la ciudad recibió un disparo por parte de Janson en el abdomen, perdió mucha sangre y se debilitó, pero gracias a la rápida reacción de Teresa pudieron atenderle cuanto antes. Por suerte ya se está recuperando, pero aún le cuesta caminar y ese es el motivo de que sea el único que está sentado.
-sí- respondo segura -¿y tú?- añado con poca confianza.
-dentro de lo que cabe también- contesta extrañado por la formalidad con la que nos estamos hablando.
El camarote vuelve a sumirse en el silencio.
Gally me da un pequeño codazo y levanto la mirada para ver qué pasa, él agacha la cabeza y me susurra al oído -te has puesto junto a nosotros y no junto a ellos, eso les tiene preocupados- me explica.
De repente la realidad me aplasta y recuerdo que la semana pasada no estaba en la playa de los desgraciados con Jasper, Gally y Maddy, sino que acababa de descubrir que Gally no había muerto en el laberinto y estaba amenazando a ese hombre infectado de cuyo nombre no logro acordarme.
-Oh joder- trago saliva e intento buscar la forma de contárselo.

Me cuesta menos de lo que pensaba contarles esos nueve años y ciertamente creo que es por todos los buenos recuerdos que tengo.
A Gally no le ha hecho mucha gracia la parte en la que está a punto de soltarme por el barranco, aunque al final me ayude para después estrangularme y secuestrarme, pero es lo que hay. El rostro de Vince cuando he contado quién era Maddy y su historia se ha desfigurado, todos se han quedado con una expresión de completa angustia y compasión, pero en él he visto el desprecio, la repulsión y el repudio hacia tales actos.
Les he contado generalmente cómo era nuestra vida en la playa de los desgraciados y entonces, todo se ha torcido.
-¿salías con Gally?- me interrumpe Alan.
-yo- me planteo mentirle pero sé que lo notaría -sí- agacho la cabeza y escucho un gruñido.
-No me jodas Nala- levanto la mirada y sus ojos se fijan en los míos -¿eres consciente de que tienes un trastorno importante?- frunzo el ceño ofendida.
-¿a ti qué coño te pasa?- salta Gally molesto.
-que se enamora de un hombre que intenta matarla, la estrangula y la secuestra para separarla de su familia- la crudeza de sus palabras me ofende, pero me hace reflexionar. Ambos rodean la mesa para quedar cara a cara y la tensión en el ambiente comienza a ser palpable.
-repítelo- masculla Gally entre dientes.
-la trataste como la mierda en el claro, en esos recuerdos hiciste lo mismo y aún así, está desesperada por caer en tus brazos- dice Alan rabioso.
Los dos dan un paso al frente para encararse.
-Oh Joder, tiene razón- todos se dan la vuelta para mirarme, pero yo solo miro a Gally -me gustas- veo cómo su expresión se ablanda -me gustabas antes siquiera de que entráramos a la ciudad, me gustas desde el claro- Alan camina furioso hacia la puerta y sale dando un gran portazo -¡Alan!- voy tras él.

Llamo a la puerta de su camarote y entro.
-Oh Alan- está sentado en la cama con los ojos rojos y las lágrimas empapándole el rostro.
Me siento junto a él y le abrazo, sus brazos me rodean y me estrujan mientras solloza -te quiero- dice con la voz ronca -te quiero muchísimo y jamás te obligaría a estar conmigo -se le quiebra la voz -pero no logro entender qué he hecho mal- separo la cabeza y le miro fijamente.
-no has hecho nada mal Alan- su mirada baja a mis labios y vuelve a mis ojos -yo te quiero- hablo sincera -y te deseo- se acerca lentamente -pero no creo que debamos romper nuestra amistad- beso su mejilla y me separo por completo -con Gally no tengo nada que perder, pero contigo sí, porque te quiero y no permitiré que perdamos lo que tenemos- decreto -míranos- hago una pausa -esto nos está separando incluso antes de empezar- asiente.
Apoyo la cabeza en su pecho y nos recostamos en silencio.
-lo entiendo- dice tras un largo rato sumido en sus pensamientos -y solo quiero que sepas que nunca dejaré de quererte- me rodea con su brazo y me pega más a él.
-sabes- suelta un pequeño gruñido que me anima a continuar -no creo que termine con Gally- le confieso.
-¿por qué?- siento la confusión en su voz.
-porque yo me enamoré del Gally que cruel creó, bueno y atento, calmado y paciente- suelto una pequeña risa irónica -y por mucho que me guste, él no es así, él es tosco y rabioso, rudo y sin tacto- suspiro -pero- me quedo callada sin poder continuar.
-pero te ha dado nueve años perfectos y no sabes cómo volver a empezar- termina Alan por mí.
-joder Alan- me incorporo y le miro fijamente -eso ha sido escalofriante- sonrío.
Suelta una pequeña risa y se lleva las manos tras la cabeza para recostarse de forma tranquila -ve a ver a dónde vamos al final- me invita a marcharme sabiendo que es justo lo que quiero hacer.
Me levanto, agarro el pomo y abro la puerta -¿quieres ir al norte o al sur?- le pregunto antes de salir.
-a donde vayas tú iré yo- niego con la cabeza viendo su sonrisa y me río mientras salgo.

Roja (The Maze Runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora