EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]

♪ Capítulo 25

Mis amigos y yo estábamos parados frente a la puerta de la casa de los Evans, mirándola expectantes sin atrevernos a dar el primer paso o hacer cualquier otro movimiento durante más o menos diez minutos.

Nadie se atrevía a dar la iniciativa.

—¿Y bien?¿Quién de nosotros va a tocar? —preguntó Dylan finalmente.

—Skye, vas —le dí un ligero golpe en el hombro.

—¿Qué? ¿Por qué yo? —inquirió confusa.

—Esta va a ser tu futura casa, andale vas —señalé como si fuera lo más obvio.

—No podría estar más de acuerdo —coincidió Dylan, dándome la razón.

En seguida él y yo chocamos nuestros puños ante eso, logrando que nuestra amiga nos mirara indignada.

—¡Darian!, ¡Cómo te atreves a decir eso!, ahora por andar de graciosita de toca a ti tocar el timbre —replicó, al tiempo que se cruzaba de brazos haciéndose la ofendida.

¡Ja!, Si como no.

—Yo no lo voy a hacer, tienes que hacerlo tu.

—Que no.

—Que sí.

—Que no.

—Que sii

—Que...

—¡Basta! —gritó Dylan, haciéndonos callar— Yo voy a tocar el timbre, ¿okey?.

Las dos asentimos en respuesta sonriéndole, a lo que el puso los ojos en blanco con cierta diversión.

A continuación, el chico se posicionó frente a la puerta, se tomó un momento para relajar los hombros, respiró hondo y finalmente tocó el timbre de la casa.

Ya sé, cuánto drama.

Minutos después, la puerta se abrió dejando ver a la mamá de Goyo, la cual nos saludó y nos invitó a pasar, diciéndonos que tomáramos asiento en la sala ya que Goyo llegaría en un momento. Seguramente ya le había avisado que vendríamos, después ella desapareció por uno de los pasillos, me imaginé que a la cocina, ya que no pude evitar notar un olor muy rico a comida en el aire, específicamente, galletas horneadas.

Así lo hicimos, nos sentamos en la pequeña sala la cual tenía un toque vintage muy bonito, habían cuadros y flores por todos lados, con tres enormes ventanas con vista al jardín trasero y las paredes blancas hacían que se viera más luminosa. La casa de los Evans era bastante bonita en realidad.

Nos manteníamos sumergidos en un silencio un poco incómodo, ya que no se escuchaba ni un solo ruido en la casa, sin contar el leve sonido de una canción de un grupo norteño, a los Evans si que les gustaba ese tipo de música, pareciera que no había más gente aquí, considerando la cantidad de personas que aquí viven.