♪ Capítulo 35

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Si antes pensaba que era demasiado raro que Diego dijera que Goyo tenía su aprobación para ser mi "novio", la conversación que escuché de mis padres está mañana fue mucho más extraña, la cual me sacó de onda al instante dejándome muy confusa y con...

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Si antes pensaba que era demasiado raro que Diego dijera que Goyo tenía su aprobación para ser mi "novio", la conversación que escuché de mis padres está mañana fue mucho más extraña, la cual me sacó de onda al instante dejándome muy confusa y con sentimientos encontrados.

Resulta que me desperté antes de lo normal ya que debido a mi insomnio no pude dormir lo suficiente, por lo que estuve con los ojos abiertos desde muy temprano en la mañana, por lo que decidí no perder el tiempo y opté por leer la Biblia, no me dí cuenta de que había amanecido sino hasta que noté los rayos del sol que empezaban a entrar por mi ventana.

Sentada en mi escritorio, decidí ponerme de pie para bajar a la cocina y tomar agua, sin embargo no contaba con encontrarme con mis padres levantados, hablando sobre mi... pero no solo de mi... al parecer la discusión de la noche anterior no había quedado concluida como pensé, ya que los escuché hablar de lo mismo: mi supuesta relación con Goyo.

No voy a mentir, escuchar eso de alguna manera me molestó, el saber que seguían sin creerme.

Creí que ese asunto ya había quedado resuelto y aclarado.

Me quedé parada a mitad de las escaleras al escuchar aquello:

—Pues, yo no le veo lo malo a qué mi hija salga con ese chico —escuché decir a mi padre, lo que provocó que mi ceño se frunciera—. Goyo Evans es un buen chico, además viene de una buena familia cristiana, los Evans no son cualquier gente.

—¿Pero qué dices, Ricardo? —replicó mamá, incluso sin verla, pude imaginar su expresión al decirlo—. No puedo creer que estes de acuerdo con esa idea. Nuestra hija aún es una bebé como para que esté pensando en tener novio.

—Nuestra hija está creciendo —recalcó papá—. En algún momento se va enamorar, y a mí me agradaría que fuera de ese chico.

Puse una mueca al escucharlo, ¿Esto era enserio?. No podía creer lo que escuchaba, y mucho menos viniendo de mi padre, ¿él también estaba de acuerdo con que Goyo y yo...?

Negué de inmediato con mi cabeza ante esa idea, no podía pensar en eso, no ahora que ya había decidido dejar atrás mis sentimientos hacia él.

—A demás, tu te llevas muy bien con Julieta y yo con Adán —continuó papá—. No le vería nada de malo que nuestros hijos comiencen a salir.

—¿Te estás escuchando, Ricardo?... No estás actuando como lo haría un padre, tu eres el que debería de estar en desacuerdo con esto, no yo.

—Bueno, yo solo quiero lo mejor para mi hija, y sé que ese jovencito es alguien bueno para ella, se ve que va a seguir los pasos de su padre, y Adán es un gran hombre temeroso de Dios.

Escuché como mamá suspiraba resignada, pude imaginarla negando con la cabeza al tiempo que lo hacía.

—Pues, sigo diciendo que mi hija es aún muy joven para eso.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora