♪ Capítulo 30

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—¿Dónde está Daniel? —preguntó Gabriel, desesperado y podría decir que algo molesto—, estamos por ingresar al campo y él nada que aparece

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—¿Dónde está Daniel? —preguntó Gabriel, desesperado y podría decir que algo molesto—, estamos por ingresar al campo y él nada que aparece.

Esa era la quinta vez que lo preguntaba.

Después del primer encuentro de fútbol, mis amigos y yo llegamos hacia las bancas de los equipos para desearles un buen juego a nuestros amigos. Los cuales se seguían mostrando muy normales ante la situación... bueno, Goyo solamente. Ya que Gabriel no paraba de dar vueltas por el lugar y mirar hacia la distancia buscando al chico de tez morena, el cual no estaba con ellos en ese momento.

—No lo sé —le respondió Goyo, con esa calma y esa paciencia que solo él sabía expresar —. A de andar por ahí, ya sabes cómo es.

—A demás aún falta tiempo para que comience el partido —continuó Darían.

Gabriel solo resopló con pesadez al tiempo que miraba al cielo con cierta irritación. Ya nos había quedado muy claro que este chico era muy impaciente y la facilidad y rapidez con la que tendía a frustrarse.

Desde que llevaba pasando más tiempo con ellos, los había estado conociendo mejor, había descubierto cosas que antes no conocía y que no tenía idea de que fueran así, como esto por ejemplo.

Resultará raro pero, en mi muy antigua opinión, creía que Goyo era este tipo de chico, el que era presumido y no le gustaba tanto ser muy sociable, creía que Gabriel era más serio pero del tipo buena onda, de ese al que le da miedo hablar con los demás pero cuando entra en confíanza es alguien muy agradable, ahora me doy cuenta de que es completamente al revés. Y a Daniel pues... siempre lo ví como Daniel.

—Miren, ahí viene —anunció Dylan.

Gabriel volteó de inmediato hacia el moreno y se dirigió directo a él.

—¿Dónde estabas, Dani? —replicó—. Sabes que odio que te desaparezcas justo en estos momentos.

—Hey, cálmate, brother —dijo Daniel, con ese tono divertido propio de él—. Parece que alguien está muy tenso, relájate hermano, te va a hacer daño tanta ira.

Esté le dió un ligero golpe en el hombro pero Gabriel le retiró el brazo de mala manera.

—Dani, no estoy para tus juegos.

—Quien dijo que estoy jugando —comentó divertido.

—¿Dónde andabas? —Gabriel parecía quedarse sin paciencia.

Daniel hizo ademán de ignorarlo, pero en su lugar tomó asiento en la banca junto a nosotras.

Suspiró dramáticamente.

—Chicos —nos volteó a ver a cada uno—. Creo que me enamoré.

Cómo era de esperar, a ninguno de nosotros nos tomó por sorpresa su respuesta.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora