EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]

♪ Capítulo 46

Estaba acostada boca bajo con la cara enterrada en la almohada, lamentándome por haber dicho nada más que la verdad. Dylan daba palmaditas consoladoras en mi espalda tratando de aliviar el sentimiento que me abrumaba.

—Ella dijo que le gustaba mucho —dije, casi en tono de lloriqueo contra la almohada.

No lloraba, pero las ganas de hacerlo estaban ahí, torturándome. No sé de dónde reuní las fuerzas suficientes para no hacerlo.

—Yo sigo pensando que pudiste haberle mentido. Pudiste decirle que él era tu novio y listo, ella lo dejaría en paz.

Escuché decir a Darian.

—Skye hizo lo correcto al decir la verdad sobre que Goyo no tiene novia. Mentir solo complicaría las cosas —ese fue Dylan, contraatacando la pésima idea de Darian—. Y Skye sería la única perjudicada.

Levanté la cabeza. Parte de mi cabello me cubría la cara, imaginé que parecía una de esas chicas fantasma que salen en las películas de terror. Horrible. Pero en este momento me importaba muy poco mi aspecto.

Aparté de mala gana el pelo de mis ojos y me senté con las piernas cruzadas. Miré con el ceño fruncido a Darian, quién estaba sentada en la orilla de la cama devorando los cupcakes que me trajo con la intención de que me ayudarían a "sentir mejor".

Yo no había probado ninguno de ellos, y la verdad tampoco me apetecía comer.

—No podía simplemente decirle eso, Darian, ¿Qué tal si ella hablaba con Goyo y él le decía que no era verdad?. Solo habría quedado humillada y como una mentirosa.

—Y habrías dejado expuesto que estás enamorada de él.

Me giré a Dylan y lo miré con mala cara, el cual estaba sentado a mi lado con su espalda apoyada en la cabecera de mi cama, sonriendo de forma adorable mientras jugaba con el oso de peluche que tenía desde los cinco años, el señor Hoon, así lo llamaba, Hoon, por Honey, miel en ingles.

—Sí, exacto —me llevé las manos a la cara, frustrada—. Esto es un desastre. ¿Alguien sabe cómo se hace para que esto deje de importarme?.

Alcé la cabeza mirándolos con una mueca lastimera, como si ellos realmente lo supieran.

Dylan suspiró a mi lado.

—Ya, ven aquí.

Él me tomó de los hombros y dejé que me arrastrara hasta él, recosté mi cabeza sobre la almohada que tenía en su regazo mientras él seguía dando palmaditas de consolación ahora en mi brazo. Él me entregó el osito y lo abrasé con fuerza sobre mi pecho, como si de alguna manera pudiera transferirle al objeto mi absurda tristeza.

Darian se puso de pie, dejó a un lado el cupcake de chocolate que se estaba comiendo dentro de la caja transparente y se acercó para acostarse a mi lado detrás de mi, apoyó su cabeza en mi brazo y me abrazó.