♪ Capítulo 52

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Miraba atenta la puerta de la cafetería esperando ver entrar a los inseparables, mientras comía la quinta galleta de vainilla que robé de la bolsa casi vacía de Skye

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Miraba atenta la puerta de la cafetería esperando ver entrar a los inseparables, mientras comía la quinta galleta de vainilla que robé de la bolsa casi vacía de Skye. Ella no protestó antes eso, ni siquiera las comía, pero alguien más tenía que hacerlo, y esa era yo.

—Tus papas Darian.

Diego se interpuso en mi campo de visión cuando dejó el plato lleno de papas fritas frente a mi.

—Sí, sí, sí, gracias —dije, casi indiferente apartándolo de mi vista y tratando de mirar detrás de él cuando la puerta se abrió.

—De nada —dijo él, un poco ofendido y confuso por mi acción.

Solté aire decepcionada y bajé mis hombros al ver que solo eran otros clientes promedio más.

—¿Qué le pasa? —le preguntó Diego a mis amigos inclinándose ligeramente entre ambos.

Skye se encogió de hombros.

—Solo es Darian siendo Darian —dijo simplemente, sin darle mucha importancia.

—¿Por qué no llegan? —tomé una papa frita y la comí lentamente, casi sin ganas.

—¿Están esperando a los otros tres? —preguntó Diego.

Los tres asentimos en respuesta.

—Están llegando de un partido de fútbol —explicó Dyl, al tiempo que partía su hamburguesa a la mitad con el cuchillo—. Este será el último del ciclo escolar así que estamos expectantes de saber cómo les fue.

—Obvio que les fue bien —dije obvia—. Nuestra escuela es reconocida por ser buenos en fútbol, así que estoy muy segura de que si lograron ganar al menos un lugar.

Diego se incorporó.

—Aah... ¿Por eso las bolsas de confeti? —señaló las bolsas llenas de confeti de colores que teníamos en el centro de la mesa.

Los tres volvimos a asentir con la cabeza al mismo tiempo. Estábamos concentrados en comer nuestra comida, y yo al mismo tiempo echando vistazos a la puerta esperando verlos entrar.

Diego se cruzó de brazos y nos dedicó una mirada de autoridad, una de sus cejas se curvó hacia arriba.

—Saben que no pueden hacer desastre aquí, ¿verdad?.

—Eso fue lo que les dije pero ellas insistieron.

—Vamos Diego, solo es para recibir a nuestros amigos, te prometemos que vamos a limpiar en cuanto terminemos —junté mis manos en forma de súplica.

Él me miró sin intenciones de ceder a mi petición, por lo que tuve que recurrir a mi método: le puse cara adorable para que accediera.

Y cómo buen método funcionó. Cómo en aquellas veces en las que Skye y yo utilizábamos ese método infalible con él cuando queríamos que cubriera nuestras travesuras de pequeñas. Él resopló resignado al tiempo que ponía los ojos en blanco.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora