EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]

♪ Capítulo 34

"Más tarde hablaremos de esto".

Esas fueron las palabras que escuché de mi madre antes de volver a la mesa en la que estaba con papá, dejando claro que trataríamos el tema en casa. Lo cual me pareció buena idea.

Este no era el lugar indicado para hablarlo, este no era el sitio correcto para que comenzara a regañarme.

La incomodidad que sentía no me permitió disfrutar los últimos momentos de la fiesta.

Nuestros amigos habían decidido hacer una sesión de fotos en el escenario, el cual ya se encontraba libre, pero la música seguía estando presente por medio de una playlist que sonaba por las pantallas del café.

Dylan fue quien se encargó de tomar las fotos con su cámara luciendo como todo un profesional al hacerlo. Pronto el pequeño escenario se había convertido en una mini pasarela en la que todos querían posar para que el chico les tomara fotos, y después de unos instantes, algunas personas se acercaron a él para que los fotografiara también, al parecer su trabajo no terminaría pronto, ya que cada vez llegaban más. Sabía que la fotografía era algo que el chico disfrutaba, así que imaginé que no había problema con ello.

Decidí alejarme de allí ya que me estaba sintiendo un poco engentada y los zapatos que traía puestos estaban haciendo que mis pies comenzaran a doler, así que opté por tomar asiento en una mesa cercana, mientras observaba como todos se divertían, yo no me sentía con la misma libertad de hacerlo.

Para este punto de la noche la mayoría de la gente se había retirado, solo quedaban unas cuantas personas esparcidas por el lugar, aunque tampoco es que hayan asistido cientos de personas. 

Miré hacia la barra con la intención de ver a Diego, pero este no se encontraba allí, y casualmente sus amigos tampoco, los cuales habían decidido quedarse, ni siquiera noté cuando se fueron.

Me preguntaba dónde estaba al tiempo que miraba al rededor. Para este punto de la situación, la confianza que tenía hacia sus "amigos" era demasiado nula. Me debatía internamente el hecho de levantarme a buscarlo, pensando si era buena idea hacerlo, recordando la vez que se molestó conmigo por meterme en sus asuntos y querer cuidarlo. 

Justo en el momento en que ya me había deicidio a hacerlo, noté que alguien tomaba asiento en la silla de al lado, no tuve siquiera que voltear a verlo para saber quién era, el simple hecho de oler el intenso aroma del perfume, un perfume que hasta este punto ya me resultaba demasiado conocido, me hizo darme cuenta de quién se trataba, y efectivamente, era Goyo. Lo que evitó que me pusiera de pie para ir en busca de mi primo. 

Por la presencia de este chico al lado mio, permanecí inmóvil en mi lugar, paralizada sin ser  capaz de siquiera parpadear, tampoco tenía intenciones de cruzar miradas con él. Sin embargo, no lo evité y al verlo de reojo, lo noté distraído mirando la pantalla de su celular y a la vez deslizando su indice sobre esta. No sabía si era solo yo, pero podía sentir la tensión del momento.