♪ Capítulo 3

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—¿Qué opina tu mamá sobre el grupo? —preguntó Darian, mientras practicaba un sencillo truco con su tabla

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—¿Qué opina tu mamá sobre el grupo? —preguntó Darian, mientras practicaba un sencillo truco con su tabla.

—Se emocionó mucho. Está muy contenta con la noticia.

—Mi mamá hizo lo mismo, y se lo contó a mi abuelo, que está igual de emocionado.

—Sí, lo sé. Es muy emocionante servir en la iglesia —expresé, manteniendo la enorme sonrisa en mi rostro.

Desde que entré al grupo de jóvenes, había querido participar e involucrarme en la iglesia, no sé, hacer algo para la obra de Dios. Mi mamá siempre había sido así, se involucraba y ayudaba en todo lo que podía y yo también quería hacerlo. El año pasado estuve a punto de quedarme con el cargo de maestra en la escuelita dominical, pero otra jovén de la iglesia —Rebeca Evans—, me ganó el puesto. Y ahora, sería parte de algo, del nuevo grupo de alabanza. Era muy cierto eso que Dios tenía otros planes diferentes a los nuestros.

Nunca antes me había pasado algo así. Incluso creí que nadie me notaba y que era un poco invisible para los demás. Darian y yo siempre habíamos pensado eso, ya que no teníamos muchos amigos en la iglesia, y no era porque nos apartáramos de ellos o porque éramos personas asociales, solo que no se nos daba platicar con los demás, bueno al menos a mi no, aunque... viéndolo así creo que si éramos un poco asociales. Además de que otros jóvenes de la iglesia eran un poco mayores de edad, y pues siempre buscaban estar con los que eran igual a ellos. Como mi primo Diego, por ejemplo, que es dos años mayor que yo.

—Y, ¿cómo estás con la idea de tener a los tres inseparables de compañeros? —preguntó ella.

—Pues... no sé, creo que un poco extraña —contesté, con una risilla—, y además... ¿inseparables? ¿enserio?—puse una mueca de extrañeza, inclinando mi cabeza ligeramente mi cabeza.

—Y de qué otra manera sería, esos tres siempre andan juntos, no se separan —dijo, aún practicando aquel truco, el cual no era necesario que practicara más, ya que le salía muy bien.

—Son igual que nosotras, ¿lo sabías?.

Ella hizo un leve gesto de indiferencia, para después decir nuevamente algo:

—Hablando de los reyes de Roma —señaló Darian detrás de mi, al voltear vi a nuestros compañeros de grupo que acababan de llegar también al Skatepark.

Que como siempre, llegaron en fila liderados por Daniel, que como todo el tiempo, llegó saludando y guiñando ojos a cada paso, seguido de Gabriel, que caminaba indiferente sin ninguna expresión alguna en su rostro y detrás de ellos, Goyo.

En realidad no sabía cual era su verdadero nombre, y eso era raro considerando que lo conocía desde hace casi seis años cuando llegó a vivir a la ciudad. Pero en todo ese tiempo nunca había escuchado que lo llamaran por su nombre, siempre era "Goyo", en la escuela, en la iglesia y hasta en la calle. Nunca me había detenido a pensar como podría llamarse de verdad.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora