Creí que me costaría miles de suplicas convencer a mis papás de dejarme ir con los Martínez al rancho, pero accedieron inmediatamente.
Ni siquiera me dejaron expresarles la larga lista de razones por las cuales deberían dejarme ir. Solamente dijeron que podía, que merecía divertirme y pasarla bien, así que quedé satisfecha.
Mi papá me llevó a la casa de Skye a las nueve en punto. Saludó a los hermanos Martínez y se marchó después de tomarse una taza de café y de una mini charla con el papá de Skye. Se despidió de mi con un beso en la coronilla como lo hacía desde que tengo memoria. Le había dicho un sin fin de veces que no lo hiciera, que no me gustaba, pero me ignoraba siempre.
El clima de la mañana estaba un poco fresco y el cielo tenía un ligero tono gris. En este diciembre, a diferencia de otros años, los días habían estado muy soleados y casi no hacía frío por el día, a excepción de las tardes y las mañanas, como ahora. Me agradaba que no hiciera tanto frío, ya que los días fríos y nublados no eran mis favoritos. Yo prefería el verano, aunque la mayoría de las personas eligen el frío y los días grises. Algunas veces me decían que estaba loca por preferir los días soleados. Skye era una de esas personas, ella amaba tanto el frío como al capuchino, esa era una de las pocas diferencias entre nosotras.
Skye y yo subimos al Jeep con impaciencia por emprender ya mismo el viaje. Había preparado una de las muchas playlist que tenía para escuchar en el camino. Elegí la de Hillsong Young and Free, mi música en inglés favorita. Conecté los audífonos para tener todo listo al momento en que comenzáramos el viaje.
—No hagas tonterías Diego, cuida bien la casa y vas a la iglesia —ordenó Angélica, la mamá de Skye a Diego, que asentía con la cabeza cada vez que ella le daba una orden—, nada de traer a tus amigos, ¿entendido?.
—¿Diego no va con nosotros? —pregunté a Skye, con curiosidad.
—No, dice que tiene cosas que hacer y que además no tiene ánimos —su respuesta me decepcionó un poco.
Quería que Diego también fuera, esa era una de las razones por las que quería ir en primer lugar.
—Tranquila, tía. No haré nada de eso... excepto ir a la iglesia —corrigió él en cuanto su tía le dio una mirada de desaprobación.
Angélica le dio un abrazo de despedida y subió también al Jeep, seguido de su esposo, el hermano Ricardo. Al instante, encendió el auto poniéndolo en marcha. Aún desde la puerta, Diego nos decía adiós con la mano y nosotros también a él a través de la ventanilla.
Durante el camino, Skye y yo compartimos los audífonos y nos quedamos dormidas la mayoria del camino. Después de una hora y media, despertamos cuando empezamos a ver un panorama diferente al de nuestra pequeña ciudad. Cerros grandes y estériles se podían ver alrededor. El clima había cambiado, dejando a un lado el frío y las nubes grises para dar entrada a un sol radiante y un cielo despejado. Ese clima si que me gustaba.
ESTÁS LEYENDO
EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]
Spiritual¿Qué pasaría si algún día Dios te sorprende con algo que tú no esperabas para nada?. La vida de Darian y Skye siempre ha sido bastante simple. Han sido mejores amigas desde siempre debido a que su amistad comenzó dentro de la iglesia en la que se co...