♪ Capítulo 44

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Estaba sentada en el sillón de la sala esperando

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Estaba sentada en el sillón de la sala esperando. Mordía mis uñas nerviosa y mi pierna la movía repetidamente encima de la otra, no podía controlar mis nervios debido a que Goyo pasaría por mi... es decir, su padre, el hermano Adán... Pero él también vendría. Todo esto debido a que su papá se ofreció a llevarnos al evento al que Daniela nos invitó en su iglesia.

Por eso estaba nerviosa. Por eso no podía concentrar mi atención en otra cosa que no fuera el escuchar cada auto que pasaba por la calle, esperando que fuesen ellos.

Podría resultar algo obsesivo el decir que estaba lista desde hace más de una hora, aún sabiendo que el hermano Adán nos dejó clara la hora en la que pasaría por nosotros, pero quería estar preparada mentalmente para cuando llegaran. Para cuando él llegara.

«¡Skye controlate, ¿Puedes?!»

Me estaba resultando muy difícil dejar de sentir cosas por él, y eso me enfurecía demasiado.

Me sobresalté en mi lugar al escuchar un vehículo llegar y estacionarse cerca. Me giré hacia la ventana, retiré la cortina un poco, y ahí pude ver la camioneta del hermano Adán estacionada al frente de mi casa.

No pude ocultar la emoción que sentía. Me puse de pie.

—Llegaron por mi —tomé mi bolso pequeño y lo colgué sobre mi hombro.

—Que te vaya bien, cielo —dijo mamá desde la cocina.

Me dirigí a la puerta, pero antes de abrirla, retrocedí un paso para verme en el espejo que estaba por la entrada. Peiné mi cabello con los dedos y coloqué un mechón detrás de la oreja.

En ese momento lo escuché, el timbre de mi casa sonó.

Abrí la puerta.

Mi corazón latió rápido y sentí una punzada extraña en este al ver a Goyo parado frente a mi. Miraba distraído hacia un punto opuesto de dónde yo estaba, hacia las plantas y flores que mi mamá tenía en su mini jardín de la entrada, pero volteó a verme en cuanto abrí la puerta, nuestras miradas se conectaron de una forma tan lenta y mágica —al menos así lo sentí yo—.

Cuando lo veía sentía que el mundo avanzaba más lento, me llenaba de emociones que me hacían querer sonreir y gritar, era ese tipo de sensación en la que sientes que no puedes ocultar lo que te pasa, como algo involuntario del que no tienes control. Se sentía como un bello sueño.

Pero tenía que despertar, y para ser honesta no quería hacerlo.

—Hola —mostró una sonrisa, esa sonrisa que podía hacer que perdiera el equilibrio.

—Hola —sonreí de vuelta.

Solo era una sonrisa amistosa, eh.

Ambos caminamos hacia la camioneta, él detrás de mi. Se adelantó a abrir la puerta trasera para que yo pudiera subir. Las caras de mis amigos me recibieron en cuanto pude ver el interior. Subí con cuidado de no pisar mi propio vestido con los zapatos de tacón medio alto que traía, el vestido era largo hasta los tobillos y no quería arruinarlo o que le pasara algo antes de llegar, sería muy lamentable.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora