♪ Capítulo 43

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—Hola, Gabriel

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—Hola, Gabriel.

Levanté la cabeza al escuchar esa voz desagradablemente conocida.

La cara miserable de aquel hombre estaba frente a mi. Mirándome directamente a los ojos con una especie de felicidad y hasta cierto punto cautela.

¿Qué hacía aquí?.

¿Por qué vino a este lugar?.

¿Tanto le costaba entender que no lo quería cerca?.

Apreté uno de mis puños a mi costado y sentí mi respiración acelerada por la ira. Solo podía mirarlo de esta manera, solo quería que supiera lo mucho que lo odiaba y todo el rencor que le tenía. Y sobre todo lo infeliz que me hacía tenerlo cerca.

Todo el buen humor que tenía se había esfumado.

Me puse de pie bruscamente y sin pensarlo o siquiera dudarlo, bajé del escenario directo a la salida. No iba armar un escándalo en este lugar y mucho menos frente a mis amigos.

Lo iba ignorar como las últimas veces que se había aparecido por casa, no tenía intenciones de verlo y mucho menos de hablar.

Apreté los puños mientras caminaba tratando de contener el enojo que sentía.

¿Cómo se le ocurría aparecer de la nada en ese lugar?. El único lugar dónde no había posibilidad de que apareciera, también lo era la iglesia, ya que desde mucho antes dejó de importarle su vida espiritual.

—Gabriel, hijo espera.

Ahí estaba otra vez.

Aceleré el paso para no tener que enfrentarme a él. Ya estaba cansado de tener que verlo, de que siempre intentara acercarse. Ignoré completamente sus palabras al llamarme repetidas veces desde la distancia, pero cada vez lo sentía más cerca.

—Espera, Gabriel.

Como era de suponerse, no se rindió hasta que me alcanzó unos metros atrás.

Y como si no lo pensara, me detuve. El también lo hizo en cuanto me giré a él, quedando a una distancia considerable. Su pecho subía y bajaba por el cansancio de tratar de alcanzarme.

Estuvo a punto de hablar pero no lo dejé.

—¿Por qué fuiste a la cafetería? —pregunté directamente, furioso.

Sentía mi pecho subir y bajar con adrenalina, pero no se debía al cansancio de caminar alejándome de él, sino por la ira que traía acumulada por dentro. Le dediqué una mirada hostil, ese tipo de mirada que mucho tiempo antes comencé a mostrar con el simple hecho de recordarlo.

Se tomó un momento para responder, estaba muy ajetreado.

—Solo quería ver a mi hijo tocar la guitarra con su banda... Tu mamá me lo contó y me dijo dónde era.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora