¿Qué pasaría si algún día Dios te sorprende con algo que tú no esperabas para nada?.
La vida de Darian y Skye siempre ha sido bastante simple. Han sido mejores amigas desde siempre debido a que su amistad comenzó dentro de la iglesia en la que se co...
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—¿Qué te parecen estos? —preguntó Darian, mostrándome unos botines de cuero muy resistente.
—Mmm... muy cafés —respondí con una mueca, y ella volvió a colocarlos en su lugar.
—¡Oh!, y ¿estos? —preguntó nuevamente entusiasmada con un par de botines estilo militar —. Están bonitos ¿no?.
—Demasiado altos para mi —contesté, y ella resopló con cansancio mientras devolvía los zapatos en la estantería.
—A ti nada te gusta —replicó, mientras observaba nuevos estilos.
Después de terminar el ensayo de hoy, con Darian decidimos ir a comprar un par de zapatos, específicamente, botas. Ya que anteriormente, a las dos nos entraron las ganas de comprar pares iguales para ambas, lo cual me gustaba, pero a la vez no, debido a que mis gustos no eran exactamente los mismos que los de ella, y eso solo significaba un irremediable desacuerdo entre las dos.
Decidimos venir hoy, ya que queríamos estrenarlas el domingo en nuestra primera presentación con el nuevo grupo, solo esperaba que pudiéramos encontrar un par que fuera del agrado de las dos.
—Esos están demasiado altos para mi, en todo caso estarían perfectos para ti, así podrías estar a mi misma altura —bromeé, refiriéndome a su baja estatura debido a que era más chica que yo por pocos centímetros.
Ella me fulminó con la mirada, y luego se dirigió hacia un par de estanterías que se encontraban cerca de la entrada.
—Skye, ven aquí un momento —llamó, y a continuación me aproximé a ir a donde estaba—. ¿Por qué mejor no te compras unas de estas? —bromeó, señalando un par de botas vaqueras, de ese estilo del que usan los hombres mayores.
Yo la miré con el ceño fruncido.
—¡Darian! —exclamé, no tan fuerte─, esas son de las que se pone el papá de Goyo.
Al instante, ella empezó a reír a carcajadas e hizo que me contagiara también de la risa, acompañándola.
Finalmente, las dos nos decidimos por un par de botines en color negro, muy bonitas que nos gustaron a ambas, y que justo tenían de nuestras tallas.
Nos retiramos de la tienda muy complacidas por nuestra compra. Caminamos con nuestras patinetas en la mano, debido a que los agentes de seguridad no nos dejaban patinar dentro del centro comercial, porque dicen que podemos hacernos daño o lastimar a otros.
Pasamos por un par de tiendas de zapatos y ropa deportiva y no pude evitar mirar un par de zapatos negros iguales a los que traía Goyo en el culto del lunes, con la única diferencia de que estos tenían tonos rojizos, que al verlos me hicieron recordar a él, imaginando como le quedarían.