EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]

♪ Capítulo 58

¡ÚLTIMOS CAPÍTULOS!

Solo nos quedan tres más y termina este libro 🤧.

...

Ahora sí, con esta noticia, los dejo para que lean 😁.

Dos días después...

El culto llegó a su fin con una breve oración de despedida por parte del Pastor.

Comencé a seguir a mi mamá y hermana hacia la salida, pero el pasillo estaba abarrotado de personas. Algunos hermanos se acercaban a saludarnos, lo que hacía más difícil avanzar. Mi hermana, como siempre, se apresuró a salir para reunirse con Estefanía. Perdí el interés en saber dónde iba cuando la vi desaparecer entre la multitud sin importarle si empujaba a los hermanos en el proceso. Pero yo no tenía la misma libertad para escapar, así que me quedé junto a mi mamá, quien se detuvo a charlar con algunas hermanas. Ellas me hicieron los mismos comentarios de siempre: "estás más grande", "qué guapo te has puesto", "se ve que eres un buen muchacho". Mi respuesta habitual fue una sonrisa incómoda. Siempre mencionaban lo mismo y ya estaba cansado de escucharlo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, logramos salir del templo y respirar el fresco aire nocturno. Decidí alejarme de mi madre cuando ella se dirigió hacia el grupo de hermanas que se reunían cada miércoles a la madrugada para orar. Ese no era un tema que me concerniera, así que preferí distanciarme.

Caminé por el patio, entre los hermanos que se despedían para regresar a sus hogares, con una sola intención en mente: encontrar a Daniel. Sentía una inquietud y una necesidad de hablar con él.

Algo dentro de mi había cambiado desde aquella noche. Mi corazón adquirió una paz que no había sentido en mucho tiempo. Quizás era la primera vez que me sentía así de pleno. Aunque aún había mucho por resolver, la oración de ese día había sido solo el comienzo.

Y el primer paso para encontrar la paz, era resolver las cosas con mi mejor amigo. La idea de disculparme había surgido días antes, pero la única oportunidad que encontré para hacerlo, fue después del culto de hoy. Era la primera vez en semanas que decidí venir. Y en esa disposición, se encontraba el anhelo de hablar con él.

No logré encontrarlo por ninguna parte, y por un momento pensé que ya se había marchado. Tal vez no era el momento adecuado para hablar con él. O quizás mi propio miedo me había hecho demorar demasiado, y ahora había perdido mi oportunidad. La duda y la frustración comenzaron a crecer en mi interior.

Suspiré resignado, sintiendo como si me hubieran derrotado. Caminé por el patio, pateando algunas pequeñas rocas que se cruzaban en mi camino, con una mezcla de frustración y desánimo. Pero entonces, levanté la cabeza y enderecé mi postura cuando lo vi a lo lejos, caminando hacia la puerta de entrada, hacia la calle. Algo dentro de mí se decidió a actuar, y me apresuré a seguirlo. Él caminaba con desgana y demasiado lento, lo que me permitió alcanzarlo sin dificultad.