♪ Capítulo 42

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Salí de la escuela rumbo a la casa de mi abuelo, sumergida en mis pensamientos mientras tarareaba la letra de una canción que escuchaba a través de mis audífonos inalámbricos

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Salí de la escuela rumbo a la casa de mi abuelo, sumergida en mis pensamientos mientras tarareaba la letra de una canción que escuchaba a través de mis audífonos inalámbricos.

Ignoraba cualquier cosa que pasara a mi alrededor. Podía meterme tanto en la canción como si formara parte de ella, cuando me sumergía escuchando música no había poder humano que me sacará de allí, excepto el hecho de tener cuidado al cruzar la calle, claro.

Me gustaba imaginar historias en mi cabeza de acuerdo a la letra y ritmo de la canción. Tal vez estaba loca, quizás tenía algún problema mental, pero me hacía feliz imaginar y crear diferentes escenarios en los cuales yo podía ser la protagonista.

Estaba loca, eso era un hecho.

Llegué a la puerta principal y lo primero que hice fue pausar la playlist, para seguido tocar el timbre de la casa. Mientras esperaba a que alguien abriera, sentí la presencia de alguien pasando por mi lado, curiosa me volteé hacia él, quién era nadamas y nada menos que Gabriel.

Me paralicé en mi lugar al verlo caminar por la acera de espaldas a mi. Llevaba puestos también sus audífonos y sus manos estaban dentro de los bolsillos delanteros de sus pantalones, caminando despreocupado.

Suspiré lentamente cuando vi que doblaba la esquina directo a su casa, ya que vivía prácticamente cerca de la de mi abuelo, incluso desde el porche que se encuentra en el segundo piso, podía verse con claridad el patio de su casa.

Me pareció raro verlo, ya que anteriormente cuando salimos de clase los chicos dijeron que irían a no sé dónde, incluido él, pero ahora estaba rumbo a su casa.

Me quedé como tonta viendo a su dirección aunque ya no estuviera a mi vista, en ese momento la puerta principal se abrió de pronto haciéndome voltear al instante, la cara sonriente de mi tía Maggie se asomaba entre ella.

—¡Darian!, que milagro que vienes a visitarme.

—Tu me invitaste, tía, ¿Lo olvidaste?.

—Lo sé, solo bromeaba. Entra ya.

Entré y como siempre el olor a vainilla característico de la casa me volvió a mis años de infancia, los cuales viví aquí antes de que mis padres decidieran mudarse a un departamento. La casa había cambiado un poco, pero algunas cosas seguían intactas. Miré la pared que años atrás había pintado con crayones, recuerdo la regañada que me dieron por haberlo hecho, en ese tiempo la pared estaba pintada de color blanco, ahora era de un color beige oscuro.

—¿Dónde está Zoé? —pregunté al tiempo que dejaba mi mochila sobre uno de los sillones.

—Arriba, durmiendo.

EFE 6: La Historia Comienza... 🍃[Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora