CAPÍTULO 9

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Kiara

—No entiendo porque no quieres ir.

—No es que no quiera ir, Owen. —mentí. Obviamente no quería—. Es sólo que no puedo.

—Es muy anticipado decir que no puedes, ¿no?

—¿Tan anticipado, así como tú me lo estás proponiendo? —no quería sonar tajante. No lo conseguí.

—¿Qué de malo tiene proponerte pasar las fiestas decembrinas en Canadá con mi familia con dos meses de anticipación?

—¿Qué de malo tiene decirte que no puedo pasar las fiestas con tu familia y contigo con dos meses de anticipación? —objeté.

—¿No puedes o no quieres? —insistió.

—Ya te dije que no puedo. —volví a mentir.

—¿Y por qué no puedes?

—¿Tenemos que hablar de esto ahora? ¿No podemos esperar a llegar a casa? —pregunté mientras miraba alrededor de mi cafetería, esperando que los empleados no estuvieran disfrutando del espectáculo que estábamos dando.

—Sólo es seguir aplazando la conversación, como llevas haciéndolo toda la semana.

Me recargué sobre la barra estando de pie, irritada por toda la situación. Me gustaba bloquear este tipo de problemas. Si hacia como si no existieran, mi tranquilidad y mi paz mental descansaban, pero justo como dijo Owen, llevo toda la semana evadiendo el tema.

Creo que va siendo hora de abordarlo, aunque me cueste mi serenidad.

—¿Quieres hablarlo? De acuerdo. Vamos a hablarlo. —respondí decidida.

—Pues sí. No has hecho otra cosa más que decirme que no puedes, pero ni siquiera sé por qué.

—Pues porque yo también tengo familia, Owen. Y están aquí. —obvié tratando de controlar el tono de mi voz.

—¿Y no te parece que lo mínimo que puedes hacer por mí es pasar las fiestas decembrinas conmigo si te lo pido, ya que yo decido pasar el resto del año aquí, contigo?

—No te estoy diciendo que no quiero pasar las fiestas contigo. Podemos pasarla aquí.

—Es que no estás entendiéndome. —explicó impaciente—. Yo estoy aquí todo el año, por ti. ¿Por qué no puedes ir a Canadá por mí, si sólo serán unos días?

—Ya te lo dije, mi familia está aquí.

En realidad, el motivo por el cual no quería ir a Canadá con él no era precisamente mi familia.

El verdadero terror que me calaba hasta los huesos era conocer a su familia, porque eso sólo hacia esta relación más formal de lo que yo pretendía que fuera. Ya tengo suficiente con que él ya conviva con la mía, y quiero aclarar que no fue mi decisión. Owen se fue metiendo en mi vida y no estuvo conforme hasta que cada integrante de mi familia supiera de su existencia.

Y la culpa la tuve yo, por no hablar claro con él desde el principio, ni por establecerle límites cuando creía que estaba cruzando la línea.

Demasiado tarde para admitirlo.

—Ya. ¿Segura que es únicamente por tu familia? —inquirió cruzando los brazos sobre su regazo.

—Sí. Bueno, tampoco sé con exactitud si habrá algún tipo de plan con los chicos. Y Alexia, para ese entonces, seguramente ya estará de regreso y no sé qué es lo que vaya a pasar con el viaje que estamos planeando. —expliqué en un intento de emanar seguridad, pero fallé. Mis excusas tenían aire de todo, menos de seguridad—. Lo lamento, pero ya será en otra ocasión.

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