Kiara
Por primera vez en mucho tiempo me permití llegar relativamente tarde a la cafetería. Me refería a que, por decisión propia, había elegido llegar tarde. Claro que anteriormente lo había hecho, causando todo un gran problema con el mánager y el productor, pero esta vez sí estuvo deliberado.
Parecía que los chicos ya estaban bastante acostumbrados al ritmo de la cafetería, que todo aparentaba estar en orden. Ya no era necesaria mi presencia como en días anteriores y si algún problema llegaba a suceder, sabía que Lucian o Aida podían resolverlo sin problemas.
Me había replanteado la idea de ni siquiera aparecer hoy por la cafetería, ya que solo iría por un rato muy corto porque había quedado con Alexia de hacer una videollamada para ponernos al día. Al parecer había algo que ella se moría por contarme y que no podía esperar más, así que nos pusimos de acuerdo en un horario en el que ambas pudiéramos coincidir. Después de pensarlo mil veces, llegué a la conclusión de que, solo por si acaso, debía hacer acto de presencia para percatarme de que todo estuviera en orden. Literalmente solo iría, aprovecharía para aclarar unos cuantos pendientes con mi contador y ya está.
Llegué a la cafetería sin inconvenientes. Los fans que habían notado quienes eran las personas que estaban grabando el reality en el lugar parecieron darse por vencidos al darse cuenta de que no importaba cuanto tiempo pasaran esperando afuera, ellos jamás saldrían a convivir. Era algo que tenían prohibidísimo. Al menos hasta que el reality estuviera al aire.
Cuando llegué a la barra me llevé una sorpresa impresionante, pues Lucas estaba esperando por mí muy pacientemente sentado sobre una de las sillas altas.
Era obvio que yo no sabía de su inesperada visita, y lo era aún más que Vincent no estaba feliz de tenerlo ahí.
No había dejado de hablar con Lucas en estos días. Al contrario, hablábamos más que nunca. Para mí era muy reconfortante hablar con él como en los viejos tiempos, siempre era bueno retomar una amistad que había sido tan importante para ti.
Además de hablar con él, a veces venía a verme a la cafetería. La mayoría de las veces si me avisaba de sus visitas, y era justamente por eso que se me hacía tan extraño verlo aquí. Obviamente Vincent notó su presencia y sus intenciones hacia mí en los últimos días, que, aunque no tuve que explicarle nada, él pudo asumirlo todo.
Por el contrario, Vincent y yo no habíamos cruzado palabra más allá de lo necesario. No me cuestionó por las visitas tan frecuentes de Lucas ni yo pretendí acercarme a él. Si había aceptado la propuesta de Lucas era porque realmente quería sacarme de la cabeza todo lo que me estaba atormentando y, si también quería que funcionara, debía poner todo de mi parte para ello.
—Hola —lo saludé cuándo llegué hasta él—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no me dijiste que vendrías?
—Hola —me respondió y luego se levanto espontáneamente para darme un rápido abrazo. Algo extraño, cabe aclarar, porque no era algo a lo que yo estuviera acostumbrada a hacer con él—. Quería darte una sorpresa.
Sonreí.
—Vaya que lo hiciste. Y tuviste suerte, porque estaba a punto de no venir.
—¿Y eso?
—Mmm... larga historia, pero... ¿Recuerdas a Alexia? —le pregunté mientras él retomaba su asiento y yo me sentaba a un lado de él—. Por cierto, hola, chicos. —Elevé un poco más mi voz para que todos pudieran escucharme. Todos me regresaron el saludo en seguida y siguieron con sus actividades. Todos excepto uno: Vincent. Ni siquiera se inmutó cuando llegué e ignoró mi saludo.
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Bajo la luz
RomanceAquellas personas que estén unidas por el hilo rojo están destinadas a convertirse en almas gemelas, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias en las que se encuentren, están destinadas a vivir una historia valiosamente vital. Puede que n...