CAPÍTULO 17

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Alexia

Había llegado hace un par de horas a la cafetería de Kiara. Al parecer, ambas teníamos mucho que contar y necesitábamos ponernos al día.

—Si no me hubieras recordado la boda de la doctora Nubia y el doctor Mike, definitivamente no hubiera venido. —comenté, luego de darle un sorbo a mi tarro cósmico. Dios, extrañaba tanto esta bomba alcohólica.

La doctora Nubia había sido nuestra jefa cuando hicimos nuestra pasantía hace algunos años atrás. Afortunadamente, Kiara y yo hicimos la pasantía en el mismo hospital, lo cual ayudó a que el año que duraba fuera más aguantable.

El doctor Mike se incorporó al personal de salud cuando nosotros llevábamos aproximadamente seis meses en el hospital y la química entre la doctora Nubia y él fue evidente desde que cruzaron las primeras palabras. Se habían tardado demasiado en aceptar lo sentían el uno por el otro —seis años, para ser exactos—, pero cuando finalmente lo hicieron decidieron dar absolutamente todo, no perdieron más tiempo y se comprometieron.

La doctora Nubia se encargó de hacernos llegar la invitación a Kiara y a mi con dos meses de anticipación. Claramente, con todo lo que había estado pasando en Londres, no recordé el magno evento hasta que Kiara que mandó un mensaje, diciéndome que la boda era el siguiente fin de semana. Las cosas se acomodaron de tal manera que pude comprar un vuelo para el día siguiente, sin ninguna presión laboral ya que me encontraba en la semana libre.

La boda fue maravillosa. El amor se respiraba en el aire y tanto el doctor Mike, como la doctora Nubia lucían eufóricamente felices.

Teníamos muchos años de no verlos —los mismos seis años que ellos tardaron en comprometerse— y fue muy satisfactorio de nuestra parte verlos terminar juntos.

Kiara y yo creíamos que algún momento sucedería y que cuando ese momento llegara, trataríamos de genuinamente sorprendernos.

Había veces donde tu destino ya estaba trazado, donde tal vez, el hilo rojo te conectaba a una persona y por más que tú quisieras huir de eso, era imposible. Y nosotras creíamos que ellos estaban destinados a ser.

—¿Y Andrew? ¿Ya se calmó ante tu ausencia? —preguntó Kiara sarcásticamente.

Andrew era otra historia.

No me di cuenta hasta que llevaba la mitad del vuelo que había olvidado el cargador de mi móvil en mi departamento. La batería no me rindió demasiado y antes de que aterrizara mi móvil ya estaba muerto.

Había llegado a la Ciudad de México a las tres de la madrugada, así que, básicamente, no había ningún establecimiento abierto donde pudiera comprar uno nuevo.

Fue hasta el siguiente día, donde pude adquirir un cargador y finalmente mi móvil revivió.

La barra de notificaciones se encontraba infestada de mensajes de Andrew, donde buscaba saber sobre mi paradero. Tenía hasta un mensaje de Ryan, tratando de averiguar si me encontraba bien o si necesitaba ayuda.

—No hemos hablado. —encogí los hombros—. Le escribí un mensaje donde le explicaba que estaba en México, que estaba bien y que pronto regresaría. No he tenido respuesta de su parte aún.

Y eso había sido hace dos días.

La diferencia era que yo si podía saber lo que estaba haciendo, ya que se encontraba grabando una película y algunas de sus fans iban a las locaciones, tratando de capturar algunas tomas de los detrás de cámaras.

—¿Se habrá enojado? —preguntó Kiara, estrechando los ojos.

—Ni idea. —acoté tratando de lucir indiferente, pero de alguna manera toda esta situación me generaba un poco de estrés.

Bajo la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora