CAPÍTULO 35

146 7 0
                                        

Kiara

Mi corazón latía rápidamente, capaz de salirse de mi caja torácica en cualquier momento. No me lo esperaba. Definitivamente, no esperaba verlo aquí, frente a mí.

¿Acaso lo nuestro había sido tan importante para él, como para poner de pretexto unas simples llaves?

Con un torpe movimiento, le arranqué el juego de llaves que pendía de sus manos y las guardé dentro del bolsillo trasero de mis vaqueros.

Unas llaves que, ciertamente, ni siquiera eran mías.

—¿Viniste hasta aquí por unas simples llaves? —pregunté incrédula. Estuvo a punto de decir algo, pero me apresuré a interrumpirlo cuando nada pareció encajar en mi cabeza—. Espera. ¿Cómo diste con mi cafetería?

En su rostro se dibujó una sonrisa ladina.

—Tengo mis propios recursos. —Cruzó sus brazos y dejó caer su espalda sobre el respaldo de la silla—. Además... Por supuesto que no vine hasta aquí por unas estúpidas llaves.

Aquella insinuación me puso los pelos de punta. No... No podía ser... ¿O sí? No éramos lo suficiente cercanos como para que esto importara demasiado.

—Entonces... ¿A qué viniste? —pregunté tan bajo que no sabía si me había escuchado, pero pareció que sí, porque soltó el suspiró de una risa. Mis ojos se incrustaron en su rostro y me percaté de lo divertido que lucía. ¿Qué era lo que tanto le divertía?

—Relájate. Si sigues buscando explicaciones, tu cabeza va a estallar. —Ahora si emitió una risa propiamente dicha—. Y tampoco es lo que estás pensando. Vine aquí porque quiero proponerte algo. Quiero que hablemos de negocios.

Sentí perfectamente como la cara se me caía de vergüenza. Claro, ¿Cómo vendría hasta aquí solo por mí? Debía haber algo detrás de todo esto. Y vaya que lo había.

—¿Negocios? —Él asintió con suficiencia—. Bueno, pues te escucho.

Tal vez Juwon seguía preocupado porque no había aceptado ninguna regalía del trato que quería que hiciéramos y había mandado personalmente a Vincent para que me convenciera de llegar a cualquier acuerdo. Puede que, al insinuarme "negocios", se haya referido a eso.

Era una pena que hubiera venido hasta aquí porque él tampoco me haría cambiar de opinión. Jamás íbamos a llegar a un acuerdo donde ellos compraran mi silencio.

Entendía perfectamente que no confiaran en mí, porque al final del día seguíamos siendo extraños, desconocidos. Pero creía que me había ganado cierto beneficio de la duda al quedarme callada todo este tiempo.

Me había ganado que confiaran en mí, aunque sea un poco. Merecía que confiaran en mí solo un poco.

—Verás... Se tiene en mente la propuesta de un reality show. El concepto que se quiere manejar es que yo, junto con otras celebridades, aparezcamos en un programa que se lleve a cabo en un establecimiento. La idea es que nosotros formemos parte del personal que trabaje en dicho lugar y se grabe la experiencia. Desde que nosotros realicemos el servicio, la atención al cliente y la limpieza del lugar. Justo como si fuéramos un empleado más. Se ha estado pensando que el programa se realice en un lugar aquí, en México, y yo pensé en tu cafetería y en ti. Creo que es una muy buena opción para ti, lograrás que tu cafetería llegue a más gente.

Entendía el concepto del que estaba hablando. Había visto varios programas de televisión con el mismo concepto y sabía más o menos el desarrollo de la historia. Sin embargo, solo había sido espectadora. Ni tampoco estaba al tanto de lo que sucedería detrás de cámaras. Así que, a pesar de estar familiarizada con esto, no sabía para nada lo que se vendría si aceptaba.

Bajo la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora