•Capítulo 10•

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Karim

En mi mente, la idea de fingir que me estaba enamorando de Noa, no era tan mala. Una cosa fue visualizarla en la cabeza y otra muy diferente es hacerla realidad. No pensé que esto sería todo un reto, tanto para mí como para Noa.

Noa da lo mejor de sí, pero su timidez y nerviosismo le juega en contra cada vez que está frente a mí. He tratado de generarle confianza, más no ha funcionado y la entiendo. Luego de contarme lo que le había hecho Agatha al llevársela y amenazarla tan directamente con su familia, en especial con su abuelo, es normal que no confíe en las personas que la rodean.

No podía creer que Agatha se hubiera atrevido a tanto. Lo que hizo solo me genera cientos de dudas y preguntas. ¿Qué es lo que quiere de mí? Si no me ama y quiere el divorcio, ¿por qué llegar a tanto?

Me siento mal al utilizar a Noa, pero como a dé lugar debo descubrir lo que está tramando esa mujer que poco a poco se va saliendo de mi pecho y de mi mente.

Todavía la quiero y me gustaría no estar viviendo una situación de estas, pero he entendido que ella lo que quiere de mí no es una familia grande ni bonita. Sinceramente no sé lo que busca en mí y se ha empeñado en conseguir jugando de esta manera. Más no sé si estoy preparado para saber lo que en realidad quiere de mí.

Noa me ha venido insistiendo en los últimos días que la lleve con su abuelo, pero no he podido hacerlo ya que los hombres de Agatha están siempre vigilando nuestros pasos. Debo idear un plan e ir con precaución, porque lo que menos quiero es que ella se entere de que el abuelo de Noa está en casa de mis padres.

Por otro lado, la insistencia de la madre de Agatha me tiene con dolor de cabeza y fastidiado. Daba la vida por tener un hijo con ella y poder vivir ese sueño de ser padre, pero todo cambió en pocos días. Aunque mi ilusión de ser padre sigue muy intacta en mi corazón, Agatha ya no hace parte de esos planes y, siendo honesto, ya no sé si ese deseo pueda hacerse realidad algún día.

Me sorprende a mí mismo lo bien que he aceptado su falta de amor por mí. Quizás se deba a que una parte de mí ya lo sabía y se negaba a aceptarlo, que no duele tanto como lo llegué a creer. Por ella ya sufrí lo suficiente y en este momento ya no quiero seguir quebrando mi cabeza en un matrimonio que nunca tuvo forma ni color. Mi terquedad y las ilusiones que me hice con ella, fueron las causante de que viviera diez años en completa infelicidad.

Mientras el detective que contrató mi padre hace su trabajo, no tengo más opción que seguir fingiendo ser un ignorante de sus planes.

***

Llegué a la casa luego de un día caótico en la empresa y, ver a Noa con mi taza de café en sus manos como cada tarde, me liberó un poco de ese estrés. La empresa, los planes de Agatha, no saber en dónde me encuentro y cientos de cosas me tienen la mente saturada. Quiero desconectarme de todo esto y tener un poco de calma.

—Buenas tardes, Sr. Karim.

Aunque le cuesta llamarme así, ha aprendido a hacerlo.

—Hola, Noa —tomé lugar en mi sitio y ella puso la taza de café frente a mí—. ¿Qué tal tu día?

—Esa loca quiere ver pruebas de que sí se está enamorando de mí —susurró tan rápido como pudo y dio un paso atrás, apretando la bandeja contra su pecho—. Buen provecho.

—Gracias, Noa —la miré de reojo y en su mirada vi el pánico que ese hecho le provocaba—. ¿Has visitado a tu abuelo?

—La última vez fue hace unas semanas —me siguió la corriente, frunciendo el ceño—. ¿Por qué me lo pregunta?

—Mañana tienes el día libre, así que aprovecha para pasar tiempo con él y hacer todas tus cosas.

—Pero me dijo que... ¿Me está hablando en serio?

—Muy en serio, Noa.

—Gracias, mil gracias —se veía feliz y su genuina sonrisa lo confirmaba.

Me tomé mi café mientras la veía sonreír y me perdí en mis pensamientos. Todavía no comprendo por qué razón Agatha buscó a una chica muy parecida a ella en algunos rasgos físicos. Aunque comparten el mismo color de ojos, de piel y de cabello, su sonrisa es muy diferente. Agatha fue muy hermosa en sus años más jóvenes, más no la recuerdo tan transparente e inocente como lo es Noa.

Estaba tan sumido en mis pensamientos, que no me percaté de la presencia de alguien más sino hasta que un aroma conocido se regó por mis fosas nasales y el calor de una boca cobijó la mía.

Me quedé tan sorprendido y estático mientras Agatha devoraba mis labios con fiereza y Noa no nos quitaba la mirada de encima, como queriendo comprender a la mujer que me había robado la capacidad del habla con ese beso.

¿Cuántas veces he deseado fundirme en su boca? Muchas, pero ahora mismo sus besos no saben a nada. No me provocaban más que dolor en el pecho y gran incomodidad.

—¿Hace cuánto tiempo no me haces el amor? —su pregunta me tomó fuera de base—. Ha pasado tiempo, ¿no crees, mi amor?

—Agatha...

—P-permiso —vi a Noa salir como alma que lleva al diablo y Agatha rio, deslizando su mano por mi pecho.

—Que inocente, ¿no? Pero no importa, porque tú eres mi esposo y no hay tiempo ni lugar para demostrarnos lo mucho que nos amamos —lamió mis labios y profundizó un beso que me dejó con el corazón en la mano—. Ya que recuerdo, la última vez fue hace un mes, ¿no? Hoy llegué con ganas de sentirte muy adentro de mí.

Todo sucedió en cuestión segundos. Ella se veía fuera de sí, deshaciéndose de mi ropa y besándome como si en realidad el mundo se fuera a acabar si no lo hacía. Sus besos eran profundos y sus caricias muy intensas, más por alguna razón, mi cuerpo no estaba respondiendo como muchas veces lo había hecho. Sabía que me estaba usando una vez más, pero a diferencia de hoy, era consciente de que solo lo hacía para hacer más creíble su juego.

Por más que quise resistirme a sus besos y a sus caricias, terminé cediendo a sus peticiones. Me maldije por ser tan débil y dejarme ir en ella, pero fue imposible no reaccionar ante esa forma en la que me tocaba y me besaba. Jamás se había esforzado en lo más mínimo para estar conmigo, pues siempre era yo el que la buscaba.

La rabia y la frustración conmigo mismo era tan grande y me rebasaba, que en el momento de tener sexo con ella, no fui para nada delicado como siempre lo había sido. La tomé con la furia recorriendo cada centímetro de mi ser, más al terminar y la calentura bajar a mis pies, me arrepentí tanto de haber caído en su juego. Tardé en comprender que esto lo hizo para saber si me resistiría a ella o no. Sabiendo que todavía tiene gran poder en mí, se dará cuenta de que Noa no me interesa ni un poco como mujer.

Cautivo[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora