•Capítulo 17•

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Karim

No puedo sacarme de la cabeza esa expresión tan fría, desinteresada y siniestra que tenía a la hora de quitarle la vida a la mujer que la trajo a este mundo. Agatha no era mujer de demostrar sus sentimientos, pero en ese instante vi el profundo rencor que le guardaba a su madre. Más cuando le dijo que no se arrepentía de lo que había hecho. No fue hasta ese momento que entendí porque anhelaba vengarse de las personas que más amaba y le pagaron mal.

Tal vez esperaba un perdón así fuese falso, pero la Sra. Beatriz se fue con la idea que lo hizo por su bien. No se puede juzgar ni culpar las decisiones de otro, pero quitarle la vida a un ser inocente jamás será una buena decisión. ¿En qué cabeza cabe ese hecho? Era un ser que llegaba a darle la felicidad a su hija, pero así como lo dijo Agatha, le arrebató todo por la codicia.

Mi madre me lo ha repetido desde que tengo uso de razón; la codicia es la peor condena del hombre. Entre más obtienen, más desean y, así sucesivamente, van perdiendo su humanidad. Las personas adineradas, que económicamente no les hace falta nada, ya no viven para disfrutar momentos con su familia, sino para seguir haciendo crecer sus fortunas. Pierden el sentido de la razón entre más la cuenta de banco se va agrandando, tal cual le sucedió a los padres de Agatha.

El escándalo que protagonizó Agatha le dio la vuelta al mundo en cuestión de minutos. En los noticieros no hablaban de otra cosa que no fuera de lo que hizo, de la muerte de su amante y de su madre. Me hacía sentir incómodo y mal todas las historias que inventaban, una más retorcida que la anterior. Pero no me sorprende en lo absoluto, los medios siempre han sido amarillistas, sacando provecho de las situaciones para ganar ranking.

Afortunadamente la bala solo rozó un costado de mi abdomen, por lo que ese mismo día me dieron salida del hospital y pude ir a dar mi declaración de los hechos. Con todo lo que he tenido que enfrentar en las últimas semanas, no he tenido tiempo de descansar ni de saber si Noa se encuentra bien. Aunque mi padre me dijo que lo estaba, necesito ver con mis propios ojos que es así. Luego de ese momento tan traumático, no debe ser fácil para ella seguir como si nada hubiese pasado.

El Sr. Greco se vino abajo luego de enterarse de que su esposa estaba muerta y que su hija iba a pasar el resto de su vida recluida en una cárcel de máxima seguridad tan pronto le dieran de alta en la clínica. Debido a su indisposición con el mundo y el poco valor que ahora dice sentir por su vida, todos sus negocios han recaído en mí, por lo que estoy lleno de trabajo.

—Mañana le dan el alta a Agatha —me recordó mi padre y suspiré—. ¿Vas a verla luego de lo que hizo?

—Tengo que ir a verla para que firme el divorcio.

—Yo te acompaño.

—No hace falta. Tengo que hablar con ella a solas —vacilé breves segundos—. ¿Noa sigue en casa?

—Ayer se marchó con su abuelo, dijo que necesitaba descansar y tomarse unos días.

—Es lo más comprensible después de lo que vivió por culpa de Agatha.

—Hijo... ¿y no crees que Noa es una chica muy linda?

—Sí, es muy linda —respondí sin pensarlo dos veces.

—Y amable y dulce también. Tiene un enorme corazón como su abuelo. Tu madre quedó encantada con ella, es una pena que se marchara de casa tan pronto. Pero tu madre la invitó a cenar mañana junto con su abuelo, ya sabes cómo es ella...

—Ahora mismo debo irme, pero dile a mamá que me haga un lugar en la mesa —sonreí.

—No te preocupes, yo le diré a tu madre.

Me despedí y colgué la llamada rápidamente, puesto que debía seguir con la siguiente reunión. Mañana será un día largo y agotador, por lo que cenar con mis padres me vendrá muy bien.

***

No es fácil ir a ver a la mujer que todavía le guardo muchos sentimientos, para decirle un adiós definitivo. Me duele que lo nuestro no haya funcionado, pero ahora que veo la realidad y no pendo de una ilusión, entiendo que es mejor acabar con un matrimonio que nunca tendrá forma ni color. No puedo seguir esperando ser correspondido, cuando la otra parte me ve como la peor de las desgracias. Soltarla no me está costando tanto como lo había pensado, pero debo admitir que sí me causa mucha tristeza. Yo solo quería hacerla feliz y nunca lo logré.

Llegué a la clínica donde se encontraba y esperé a que su abogado me diera luz verde para poder entrar a verla. Me sentía nervioso y ansioso, puesto que no la veía desde ese día en donde creí había perdido la vida.

—La Sra. Agatha no quiere verlo, Sr. Leroy.

—No le pedí permiso para verme. Quiera o no va a recibirme —me adentré a la habitación y me dio una mirada fulminante.

—¿El disparo te volvió más estúpido de lo que eres o qué? Largo, no quiero verte.

—Vine para que me firmes el divorcio, cuando lo hagas, no me volverás a ver nunca más en tu vida —extendí la carpeta con los documentos en su dirección y frunció el ceño—. Todo está en orden. Lo tuyo sigue siendo tuyo. Yo no voy a quitarte por nada de eso, no me interesa en lo más mínimo.

Recibió la carpeta de mal humor y se dispuso a leerla. Buena suerte o pacto con el diablo, es afortunada de haber salido como si nada luego de recibir un disparo en el pecho.

—Ya te lo había dicho antes, pero quiero pedirte una última disculpa. Quise hacerte feliz y no lo conseguí, pero eso no quiere decir que ahora sabiendo la verdad y los motivos por los que nunca pudiste amarme, te desee lo peor. Agatha, yo sigo deseando lo mejor para ti y espero que encuentres esa felicidad que yo no supe darte y tú no encontraste a mi lado. Ahora eres libre y pasaste factura por la muerte de tu hijo, así que no vivas por el odio, sino por ti. Es hora de que busques tu lugar en el mundo.

—¿Vas a decirme algo más? —firmó sin terminar de leer el acuerdo de divorcio.

—No, solo... piensa en ti y en tu felicidad.

Me miró por largos segundos en silencio y si sonrisa, debo admitir que me desconcertó.

—Tú sé muy feliz en la vida, amorcito —extendió la carpeta y la recibí con asombro por sus palabras—. Ahora lárgate de aquí.

Como no supe qué más decirle, di media vuelta y me marché del lugar, dándole cierre a un amor que idealicé y creí sería eterno, pero más que eso, soltando esa obsesión que me condenó a llevar una vida amarga y desdichada. 

Cautivo[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora