Cautivo[✓]

•Capítulo 40•

La vida es una constante ruleta, en la cual no tienes ni la menor idea cuál sea la siguiente parada. Hoy me detengo a pensar en lo que deseaba años atrás y me doy cuenta de que nada de esto estaba en mi mente. Jamás imaginé que mi vida diera un vuelco total y ese mundo que me idealicé fuera a ser tan distinto. Nunca cruzó por mi mente que amaría de esta manera tan inexplicable ni mucho menos que sería correspondido de vuelta con la misma intensidad.

El tiempo apremia cuando deseamos de corazón empezar una nueva vida. Los cambios vienen de una manera que no imaginas, pero que te hacen tanto bien si de verdad deseas una vida mejor u ser feliz. Y mi interior aclamaba un nuevo comienzo, más nunca lo supe ver.

Con el paso de los días, ese tormento en el que viví por tanto tiempo fue desapareciendo en el viento como si nunca hubiese hecho parte de mí. Ahora, un año después, no he dejado de vivir y crear ilusiones nuevas. Soy libre de recuerdos, aunque ellos solo me hicieron ver mis errores. Tengo claro lo que no debo volver a hacer.

El tiempo, sin duda alguna, es el enemigo de todo ser humano, pero para mí ha sido el buen camino que me ha traído donde estoy hoy en día. Un año viviendo en una burbuja donde solo existimos Noa y yo, donde somos muy felices, pese a que tenemos diferencias y discusiones como cualquier pareja. Pero siempre estamos dispuestos a solucionar todo problema mediante una buena comunicación, un beso de lengua que roba el aliento y un enredo de cuerpos que nos deja extasiados y llenos de felicidad.

Noa es mi complemento, la mujer por la que mi corazón palpita incesantemente. No hay día que no le demuestre lo mucho que la amo y lo mucho que me mantiene cautivo en su dulce amor. Su corazón es lo más puro que haya podido conocer. No me canso de amarla y, aunque todavía me falta mucho por conocer de ella y a su lado, hasta el momento todo ha sido más que suficiente para reafirmar mi palabra; ella no necesita de trucos baratos, juegos sucios o mentiras para ser la pieza faltante de mi rompecabezas. Su increíble inteligencia y su inigualable bondad la hace la mujer que es; la hace el amor de mi vida.

El amor para mí tenía un significado muy diferente y errado. La obsesión y la posesividad no son sentimientos buenos, son todo lo contrario, son tan dañinos y tóxicos que creemos que hacen parte del amor verdadero. Tarde comprendí que el amor es pasión, sinceridad, compromiso, comunicación, complicidad, fidelidad, un lazo de amistad que roza en la lujuria y la ternura a la vez. El amor se resume a sentir la felicidad del otro y la tuya girando en el mismo sentido y chocando entre sí. De Noa he aprendido mucho, incluso el verdadero significado de amar y ser amado.

De mi pasado solo queda la enseñanza de lo que no debo volver a hacer.

Verla despertar entre mis brazos es mi más bonito amanecer. Aunque suele quedarse en algunas ocasiones en mi apartamento ahora que su hermano regresó del extranjero, quisiera tenerla cada día a mi lado. Dormir, envuelto entre su aroma y su calor, es algo que no tiene precio ni punto de comparación. Cada día la amo más. Mis sentimientos crecen y no paran de crecer con el paso del tiempo. Hoy siento que la amo más que ayer, lo que a veces me resulta casi imposible.

***

—Sentimos mucho llegar tarde, pero es que a un mecha corta por ahí le gusta vivir coqueteando con toda mujer que se le cruce en el camino —se disculpó Liz, tomando lugar en la mesa y haciéndonos reír.

—No estaba coqueteando, mujer.

—¿Y todavía tienes el descaro de negarlo?

—No voy a discutir contigo justo ahora. El hecho de que sonría, no quiere decir que esté coqueteando —Alex se veía fastidiado y de mal humor—. A ti te sonrío cada tanto y no te estoy coqueteando, ¿o sí?

—Tu sonrisa por sí sola es un pecado y lo sabes. La usas a tu antojo, descarado. Para que lo tengas en cuenta, no le sonrías a cualquier mujer, ¿de acuerdo?

—Debiste decirles a mis padres que no me dieran una sonrisa pecadora. No voy a dejar de sonreír —vaciló, esbozando una sonrisa cínica—, pero por ti puedo hacer excepciones y no sonreír tanto.

—Eres un imbécil, mecha corta.

—Ah, como extrañé este intercambio tan interesante —murmuró mi bonita, cubriendo su boca para no reír tan fuerte.

Debo admitir que también extrañé sus discusiones, sobre todo el ingenio de Liz para sacar de casillas a Alex y viceversa. Es interesante como mantienen la chispa de su relación, siendo cínicos y sarcásticos para luego caer en una burbuja donde solo ellos dos existen.

—Bueno, será mejor que tomen un poco de aliento y nos digan para qué nos hicieron venir hasta Brasil —corté su discusión.

—Porque merecen unas vacaciones luego de tanto trabajo, ¿no creen?

—Puede ser —me encogí de hombros—. Pero ¿qué es eso que tienen que decirnos que no pueden esperar más?

La sonrisa de Liz creció y sus ojos adquirieron un brillo diferente. Noa se veía a la expectativa al igual que yo, mientras Alex y Liz se tomaban de la mano y se sonreían entre sí. Estoy por creer que su pasatiempo como pareja es discutir en un sentido gracioso.

«Son muy extraños», pensé, enarcando una ceja en dirección a Alex que solo se encogió de hombros.

—Los invitamos porque dentro de tres días nos vamos a casar —soltó Liz, tomándonos por sorpresa—. Y queremos que ustedes sean nuestros padrinos.

—¡Oh, por Dios! ¿Cómo nos dicen hasta ahora que se van a casar? ¿Cuándo le pediste matrimonio a Liz? —Noa me miró fijamente—. ¿Tú sabías de esto, mi amor?

—No, también estoy muy sorprendido, mi bonita.

—Bueno —rio Alex—. Realmente ya no quería dejar pasar más tiempo y se lo pedí. Ya nos conocimos lo suficiente y estuvimos de acuerdo en que ya era el momento para unir nuestras vidas.

—Sí, no tenemos que pensar más. Ambos queremos estar juntos y unirnos hasta que Dios nos diga basta.

Alex tomó su rostro y la giró hacia él, dándole una mirada significativa antes de besarla con fuerza y amor. Soy feliz por mi mejor amigo, él siempre se negó a amar, pero ahora se ve tan diferente y lleno de vida. Me hace desearlo, pero todavía me sigo preguntando si será muy prematuro o no...

—No te emociones, mecha corta.

—Estoy muy feliz por los dos y por este gran paso en su relación. Yo encantada seré la madrina de su boda.

—Jamás me perdería tu felicidad, Alex. Prometimos estar ahí cuando pasara —asintió con ojos brillosos y sin borrar la sonrisa de sus labios—. Buena jugada.

—Espero la tuya, hermano —mencionó, dándole una breve mirada a Noa que abrazaba y le decía cosas al oído a Liz—. No lo pienses tanto.

Se lo he comentado mucho, pero Noa está en el inicio de sus estudios y lo que menos quiero es ser una distracción o una piedra en el camino. Deseo que triunfe y haga realidad cada uno de sus sueños, por lo que espero y le rezo al cielo estar con ella cuando llegue el momento para que pueda pedir su mano y hacerla mi esposa.

Porque sí, una de mis nuevas ilusiones es estar a su lado hasta que mi corazón deje de latir por el suyo. Ahora que he conocido su amor y me siento flotando en las nubes con el, no deseo estar con ninguna otra mujer. Es ella la única con quien lo deseo todo.