Capítulo 62: El Viaje.

17 2 0
                                    

2 semanas después.

El olor a mar era fuerte y más en el puerto. Los barcos eran enormes y tenían diseños diferentes a los barcos de Serhap.

Desde mi posición, podía ver a los ayudantes meter los regalos a los barcos.

"Se va la comisión de Oriente...".

—La voy a extrañar —dijo una voz con nostalgia.

Me giré y la Princesa Samira tenía una expresión de tristeza.

—Usted me cayó muy bien —se acercó mi me tomó las manos—. Tal vez cuando venga a Oriente, me encantaría ser su guía.

—Lo esperaré con gusto —y diciendo esto, la abracé—. Nos volveremos a ver, Princesa Samira —le susurré.

—Si, Su Excelencia.

Nos soltamos las manos y Samira subió al barco. Me dió un sentimiento en el corazón porque me agradó.

Sentí otros pasos y de reojo ví a Sir Kahir.

—Siempre debe hacerla feliz, no me hagas arrepentir de mi decisión.

—De eso jamás, Lady Nivea.

Los dos asentimos con la cabeza y él se retiró al barco.

Él la amaba y esperaba que aprovechara el poder que Sair le dió.

Hablando del mi hombre, se despidió de todos los ministros, quienes se iban con una sonrisa.

—Cuídese mucho Su Majestad y su amada e hijo estén llenos de salud —dijo un ministro.

—Gracias por sus buenos deseos y que la Diosa Seten y su esposo Acros los bendigan siempre —dijo Sair mientras le daba la mano.

Luego de éste intercambio, los ministros subieron al barco.

Sair de acercó y me abrazó por los hombros. Me giré y noté a Iron con una mala expresión.

—¿Hijo, qué tienes? —Sair lo llamó e Iron vino y se agarró de mi falda—. ¿Te sientes mal?

Negó sin decir una palabra. Una trompeta sonó lo cual el barco empezó a alejarse.

Sair yo levantamos las manos y saludamos, más Iron rompió a llorar.

—¡Mis amigos se fueron!

Arrugó mi falda mientras le dió hipo. Sair lo agarró y le limpió el rostro.

—Iron, ellos deben volver a su hogar, pero no significa que dejarán de ser tus amigos —lo consoló.

—Es cierto —le acaricié la mejilla al pequeño Iron—, ellos también deben de estar tristes, pero siempre te podrán visitar.

La nariz de Iron estaba roja y siguió llorando. Sair le soplo el rostro y nos dirigimos al carruaje.

Estábamos en el Sur, por lo tanto llegaríamos en cinco horas.

Iron sollozaba entre los brazos de Sair, esto le dolía porque se llevó bien con los otros niños e Iron estuvo en su niñez aislado, por lo tanto está experiencia fué increíble para él.

"Necesita socializar con más niños y jugar. Se tendría que buscar niños de su edad".

—¿Te sientes mejor? —le pregunté.

—Sniff, uum, me voy a sentir solo... Papi, por favor.

—¿Qué deseas? Dime y lo haré realidad.

—Un hermanito, por favor, quiero un hermanito.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora