Capítulo XVII

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- ¿Estás seguro? - cuestionó Terry, muy tranquilo.

- Sí joven Terry, eso es lo que me informó el investigador privado, ¿lo duda? - cuestionó Arthur al ver la pasividad del joven que delante de él, lo miraba muy calmo.

- No, pero quizás escuchó mal...¡No lo sé! ¡Aquí hay algo extraño! Mi padre sabe lo que van hacer los clanes - preguntó Terry.

- No joven Terry, su padre y el duque Lemarque no saben nada... - refirió Arthur sin entenderlo.

- Entonces...permiso Arthur - pasó delante de él.

- ¡Ey, joven Terry! ¿Qué va hacer usted? - Arthur intentó detenerlo al ver que se dirigía hacia la biblioteca en el castillo Grandchester.

- Si quieres seguirme, es bajo tu ¡responsabilidad! - advirtió el castaño.

- ¿A dónde va? ¡Echará de cabeza al investigador! - caminaba rápidamente, siguiéndolo.

- ¡No, sólo voy a pedirle cuentas a mi padre! - refirió Terry entusiasmado.

- ¡Joven Terry, nos descubrirá! Sabe ¿cuál es la pena por develar información para los empleados de su padre? - inquirió preocupado.

- ¡No te preocupes! ¡Yo también tengo información o forma de conseguirla! - sonrió Terry, de esas sonrisas que suelen ser poco convencedoras.

El padre de Terry se encontraba en la biblioteca en medio de una junta con sus abogados, cuando de pronto Terry entró sin tocar.

- Desde ¿cuándo sabes que a Candy la secuestraron padre? ¡Dímelo! Desde ¿cuándo tú y Lemarque tienen un acuerdo para mi rescate? - Terry entró velozmente a la oficina que tenía en la biblioteca, tomando a si padre de la camisa, invitándolo descortésmente a contestarle, haciendo que todos sus abogados se levantarán de su asiento y se quedaran estáticos.

- Por Dios, Terrence, ¿qué forma es esa de entrar a mi oficina? - vociferó Richard, sin poder creer el atrevimiento.

- ¡Dímelo! ¡Porque ésta vez no te vas a salir con la tuya! Pagaste mi rescate ofreciéndole algo a Lemarque, ¿qué fue? - cuestionó el castaño colérico.

- Nada que a ti te interese, Terrence - lo empujó y se soltó del agarre. El punto es que tú estás aquí y ya nada puede evitarlo - respondió Richard con sorna.

- Y ¿los demás? - cuestionó Terry sin poder creer lo que escuchaba.

- Yo no soy su tutor, no tenía por qué hacer algo ni nada - respondió Richard ordenándoles con la mirada a sus abogados para que no se quedaran y emprendieran la retirada.

- ¡Entonces explícame, porque creo que soy estúpido! ¿Cómo es que Candy si lo va hacer por todos? - preguntó Terry.

- Son sus familiares... - respondió Richard ocurriéndosele lo primero que venía a la mente.

- ¡Sólo dos de ellos, pero el trato era para todos! Los Cornwell, Brighter, O'Brien y Grandchester, ¿qué te pidió Lemarque a cambio de mi libertad? - rodeó Terry el escritorio de su padre.

- ¡Yo pagué por ti, sólo por ti! - refirió Richard sin levantar el rostro de los papeles que tenía en la mano.

- Espero duque que no esté mintiendo porque entonces iré a Escocia con el Tribunal de Lyon a preguntar por ella, quizás allí si puedan darme información - aseguró Terry.

- ¡No te atreverías Terrence! - le increpó Richard a su vástago.

- ¡Pruébeme! - lo reto señalándolo.

- Y ¿qué obtendrás? - quiso burlarse de él, quizás así su hijo lo pensaría dos veces.

- ¡Lo que sea, quizás más que su mentira, señor! - le aclaró el castaño a Richard.

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