Capítulo LVIII

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- ¡Candy! – Annie se echó sobre ella, abrazándola y tan emocionada que la besó en la coronilla.

- ¡Annie... Annie, no grites! ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? – cuestiona Candy, ya que lo último que recuerda fue la redada de Lemarque.

- ¿No recuerdas nada? Ya tuviste a tus hijos... - suelta para ver el rostro de emoción.

- ¿Mis hijos? ¿Cuántos fueron? – cuestiona extrañada.

- Tres, dos niños y una niña – informa Annie dándose la vuelta, sabiendo que ella no podrá creérselo.

- ¿Es broma? – preguntó Candy, tres, en dónde cupieron tres.

- ¡No, no lo es! ¡Sólo que están muy pequeños, los cuidan las esposas de los clanes! – refiere Annie sonriéndole.

- ¿Puedo verlos? – pregunta, sabiendo que por algo ella está en otra habitación y por lo mismo trata de levantarse.

- No Candy querida, acabas de despertar de algo así como dormir por mucho tiempo, mmm coma creo que le llaman – responde ella, interrumpiéndole el paso.

- Y ¿cómo están todos? ¿Los chicos? ¿Cuándo salieron? – las preguntas se atropellaban tanto en su mente como en su boca.

- Espera, espera... es largo de contar. Todos estamos aquí y estamos aquí por otras cuestiones, por otras situaciones... - Annie no sabía cómo explicarlo.

- ¿Como cuáles? – ella quiso saber, a Annie no se le daba mentir.

- Los clanes escoceses están aquí también porque... asisten al velorio de Lady y Sir Andley – suelta tan rápido que espera que su amiga no lo haya oído o se le olvide.

- ¡Espera, espera, no estamos muertos! – reclama con toda la razón.

- Lo sé, pero era para despistar a Lemarque, era necesario, tú estabas muy lastimada y pronta a sacar al niño o los niños, necesitábamos tiempo para todo... Abahinn llegó de Londres hace pocos días. Albert llegó antes que tú, malherido, tanto que la hermana María y la Tía abuela se han encargado de él – trata de explicar lo que ha acontecido en esos momentos.

- ¿Cómo está? – Candy no necesitó decirle a Annie por quién preguntaba.

- Lo mantienen sedado, al saber de ti y de tu condición se puso inquieto y tuvieron que sedarlo – refiere Annie sentándose a su lado y tomándole la mano para acariciársela.

- ¿Terry? – y así comenzó la gran lista.

- Con un duque cerca de Escocia – responde Annie tratando de limitar la información.

- ¿Richard? – Annie no soltaba nada, no podía creer que no pasase nada en su repentina ausencia.

- Rumbo al Palacio de Escocia – eso era lo único que sabía.

- ¿Sir y Lady Borthwick? – debía preguntar por ellos, al menos.

- En el palacio también – soltó estirándose para servir un vaso de agua.

- Y ¿Mickael? – Annie se había volteado al oír esta pregunta, sin saber que decir, se limitó a decirle que herido es como estaba, pero no que era él el traidor.

- Mickael está aquí al lado, maltrecho y los demás se encuentran ahí, reprendiéndolo – soltó con cautela.

- ¿Cómo? Vamos Annie, ayúdame a llegar a él – pidió la rubia comenzando a salir de la cama.

Pasión AfricanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora