Capítulo LV

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Inicio del flash back

- Albert se encontraba arreglándose, cuando por el espejo vio que su mujer estaba ahí dormida, apenas en la madrugada logró dormirse, por ello decidió que la ayudaría a acicalarse para después irse a desayunar.

- Candy, Candy despierta, todos te esperan a desayunar – le informa Albert a Candy, asustándola.

- ¿Qué pasa? Tengo sueño – responde Candy tallándose los ojos y bostezando.

- Le dije mi señora que se durmiera, pero no me hacía caso, ahora a despertarse por completo, apúrate, aséate y te ayudo a vestirte – sugirió el rubio, levantando a Candy y encaminándola al cuarto de aseo.

- Ya voy – respondió su rubia esposa, entre bostezos.

Toc, toc

- ¡Buenos días! – saludó Abahinn al ver que no le respondían.

- ¿Sir Abahinn? ¿Qué pasa? – Albert entreabrió la puerta contestando y sorprendiéndose de quién era.

- Todos preguntan por Lady Andley, un emisario del Rey recién llegó y nos espera en la habitación del jeque – informa Abahinn muy serio y apenado.

- Bien, en un momento vamos – responde Albert cerrando la puerta justo cuando Abahinn le agradece.

- Gracias, Sir Andley – Abahinn incómodo, agradeció y se retiró de ahí.

- De nada, ande señora que nos presionan – Albert la apuró.

- El emisario del rey no se ira... por el momento – ella muy tarde se dio cuenta de que iba a decir algo de su plan y se retractó.

- Candy, tú sabes ¿qué sucede? – quiso saber a qué se refería.

- Tengo sueño... - respondió ella bostezando y sentándose en la cama para distraerlo.

- Eso ya lo sé, me refiero ¿a qué sucede con esto? ¿Por qué hay un emisario del rey? – Albert no iba a dejarla en paz con ese tema.

- De eso nos enteraremos en un momento. ¡Ayúdame con esto! – le dijo que ella en sí necesitaba ayuda.

- Sir Abahinn y lady Andley – cuestiona el representante del rey.

- En un momento viene, Sir Andley la ayuda a prepararse – confiesa dado que Albert apenas y abrió la puerta.

- Bien, esperemos entonces – sugiere el jeque.

- Sir Abahinn, ¿qué es eso? – pregunta Richard, al ver que algo trae en una bolsa de cuero.

- Esto, sí, es algo que me pidieron le entregase a Lady Andley – miente Abahinn asegurándose no darle mayor importancia.

- Ah vaya, ¿algo que nos quiera contar? – pregunta Terry, pensando que esa es información vital para ellos.

- No, por supuesto, nada que temer o de que preocuparse – afirma, observando unos caballos por la ventana.

- Lady Candy, ¡buenos días! Se le han pegado las sábanas... – Lady Beagen embroma a la rubia.

- Un poco, es que... ayer no dormí mucho, estaba... pensando – respondió mirando a su sonrojado esposo.

- Debe descansar, Lady Andley – la reprenden, a sabiendas de que ella no hará el menor de los casos.

- Lo sé, ¿qué tenemos? – Candy quiso desviar el interés de todos en su persona al asunto que los había llevado hasta allí.

- Le presento a Sir McDougal – Abahinn toma la palabra en un silencio incómodo.

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