Capítulo LIII

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- ¿Qué cosa? - George y el Rey Jorge V dijeron al mismo tiempo.

Al otro día en el tribunal de Lyon...

Toc, toc

- Buenas tardes, ¿se le ofrece algo? – cuestionó Stewart cuando abrió la puerta del Tribunal.

- Sí, buenos días, buscamos a Sir Campbell – respondió y preguntó Amir.

- ¿Quién lo busca? – preguntó Ailein pareciéndole extranjero.

- Soy Aaminah Aasiyah Hiyaz, Reina Consorte del Jeque Hasbún – respondió ceremoniosamente la dama extranjera.

- Mi señora, adelante, pase usted – Ailein se retiró de la puerta dándole acceso.

- No sólo soy yo, traigo a dos heridos, Lady y Sir Borthwick – anunció la esposa del jeque.

- ¡Sir Gayre, venga rápido! – Sir Ailein llamó a otro de sus camaradas para que le ayudase con los enfermos.

- ¿Qué sucede? – Sir Ailein salió rápidamente a la calle observando un carromato, el que habían enviado con Stewart.

- ¡Sir y Lady Borthwick, están aquí! ¡Venga, rápido! – anunció o mejor dicho gritó para que los guardias del palacio ayudarán a llevarlos adentro.

- Mis señores, ¿están heridos? – cuestionaron los guardias para saber cómo debían cargarlos.

- Sí, un poco, pero no sé en qué grado – respondió Amir ayudando a cargar a Sir Borthwick.

- Veamos, ¿pueden llamar al médico? – sugirió un guardia a Ailein.

- Sí claro, pero primero debemos de colocarlos en una habitación por separado – sugirió Sir Ailein, haciendo que los guardias entraran rápidamente hacia el palacio.

- Bien, le ayudo – se ofreció Amir.

Mientras esto sucedía en el Palacio de Holyroodhouse, en la mansión Andley el desayuno se preparaba.

- Hermana María, ¿qué hace usted aquí? – cuestionó Sir Abercrombie.

- Preparando el desayuno, ¿no lo ve? – respondió la monja cuando agregaba más harina al pan que preparaba en ese momento.

- Por supuesto que sí, pero ¿no debería estar descansando? – sugirió la matrona de la casa cuando llegó a la cocina después de ordenar los quehaceres del día. Tenía cerca de 300 personas en la casa y eran muchas las labores que debían hacerse.

- ¿Descansando? Sí claro, sólo que nos falta mucha comida y Mary fue de compras... - respondió sin verlas paradas y asombradas.

- Mary...bien, ¿la acompañó John? – preguntó la señora Elroy.

- Sí, también – respondió la monja azotando la masa que se encontraba sobre la mesa. ¿Alguien quiere ayudarme? Esto ya está muy pesado – se quejó la Hermana María.

- Espere en un momento vuelvo.... – Sir Abercrombie salió de la cocina ante una perpleja hermana María y señora Elroy.

- ¿A dónde va? – preguntó la hermana a la señora Elroy.

- ¡No lo sé! – responde con ahínco la matrona y se sienta a esperarla.

- A ver hermana María ¿cuántas piezas de pan faltan? – cuestiona Lady Abercrombie cuando entra junto con quince hermosas y finas ladies.

- ¿Qué cree que está haciendo usted, Lady Abercrombie? – cuestionó la matrona asustada.

- Le presento a sus ayudantas, ellas ayudarán en la cocina mientras estemos aquí, pensaba que íbamos a ser una carga para la familia Andley, anden ustedes con los enfermos que es donde las necesitan, ellas se harán cargo de la cocina – respondió Lady Abercrombie empujando a ambas mujeres que aún no salía de la sorpresa hacia el pasillo y fuera de la cocina.

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