- ¡Deténganlo no puede dejar que lo vean! – advierte Amin, señalándoles a los miembros del Tribunal que se encontraban abajo haciendo que todos se congregaran en la entrada.
- ¡Espere, Sir Andley! – grita Abahinn.
- ¡Ese asqueroso tocó a mi mujer! Tengo el derecho a vengarme de él, suélteme – vociferó el rubio al sentirse retenido y derribado por varios miembros del Tribunal.
- No lo dejen ir, no está en condiciones de enfrentarlo y qué hará si lo reta a duelo, sabrá que su esposa está aquí y vendrá por ella – Amin comenta, esperando que con ello Albert dejara de hacer locuras.
- ¡Sobre mi cadáver! ¡Primero lo mato antes de que él venga a mi casa a matarla, no lo dejaré que ni se le acerque! – grita aún tendido boca abajo, intentando por todos los medios, levantarse.
- Bien, entonces ¿podemos liberarlo y no intentará nada? – cuestiona Sir Campbell que había sido uno de los hombres del Tribunal que lo derribó cuando se requería. Albert tuvo que asentir con la cara y fue liberado.
- Doctor, ¿puedo hablar con usted? – cuestiona Albert al levantarse y arreglarse el pijama.
- Por supuesto, Sir Andley... - el rubio y el médico se alejaron de la concurrencia.
- Quiero que le haga una revisión a... mi esposa, quiero saber si ese cerdo abusó de ella – esto último lo dijo con lágrimas en los ojos, ¿sería tal vez que eso le produjera cierta impotencia?
- No será mejor que espere a que despierte y le cuente esa parte de la historia – sugiere cautelosamente el médico.
- ¿Qué haces Albert? – le pregunta George a ambos cuando alcanzó a escuchar lo último.
- No pienses que te diré algo, es mi esposa y quizás sea yo el ofendido – declara Albert mirando hacia otro lado.
- ¿Cómo dices? – George estaba oyendo como su amigo era dominado por algún ente invisible, atreverse a pensar que eso que había dicho Candy era cierto, no era propio de alguien como él, un caballero.
- ¡Qué este mentecato piensa que Candy fue abusada! – responde Amín a los dos hombres.
- No lo fue, yo la revisé junto con la madre de Mark, ella lo hizo más que yo – confiesa el médico, una revisión a la señora Andley es algo que él, como médico podría hacer, pero ¿era tan necesario? ¿En su condición?
- Y cuando comenzó a pujar yo no le vi ningún cambio a ella – asegura la matrona, aunque hubo algo que no les dijo, que para ella fue el primer alumbramiento que tuvo, ya que aún era casta.
- Aún si ella nos dijera que no lo hizo, ¡voy a matar a ese cerdo! – respondió observando a todos y montando en cólera.
- Si lo hubiese hecho, la señora quizás hubiese abortado inmediatamente – respondió el médico. Recuerde que la señora estaba en un estado avanzado – asegura.
- Sir Andley, le pido que se calme, será mejor que nos vayamos a comer y mañana nos lo dirá – Sir Campbell intentó tranquilizarlo y llevárselo de allí para que no obligara al médico a realizar dicho examen.
- Señora Elroy – alguien llamó a la señora Elroy.
- Sí, Hermana María, ¿qué sucede? – preguntó Elroy alarmada.
- Venga conmigo – la Hermana María le indicó que la acompañara.
- Vamos le acompaño – respondió la señora Elroy un poco ansiosa por la forma en que la había llamado.
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Pasión Africana
PertualanganESTA HISTORIA COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL SON DE MI TOTAL AUTORIA, NO DE DOMINIO PUBLICO COMO ESTA ESTIPULADO, SI HAY ALGUNA DUDA, PUEDEN CONTACTARME Albert realiza su último viaje a África antes de tomar el puesto de Patriarca de la familia A...