Capítulo XXXIV

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Inicio del flash back

- George ¿qué sucede? - cuestionó la señora Elroy cuando George regresó junto con la Hermana María, Jane Cornwell y la Sra. Brighter del pueblo.

- Sabía que la señora y la señorita Leagan... ¿están en Escocia? - preguntó George volteándola a ver.

- ¿En verdad? No, de hecho, me había quedado en que irían a Florida, pero han pasado tantos meses que posiblemente hayan cambiado de parecer. ¿Las has visto? - cuestionó la matrona.

- Sí madame Elroy, estoy preocupado, ellos ¿saben algo de los chicos? - George no salía de su impresión al verla ahí.

- No lo creo George, pero sería cosa de que mandáramos un telegrama a Chicago y Nueva York para saber si ha llegado telegrama... - refirió la señora Elroy, con mucha calma.

- Bien, la Hermana María, la señora Brighter y Jane subieron al cuarto de costura con todo lo que compraron - informó George.

- Están entusiasmadas por lo que veo - sonrió ella, pensando que al menos estarían ocupadas por un tiempo.

- Sí, la noticia de que el señor William y Candy se han casado, bueno...ha traído buenas reacciones en ellas y la probabilidad de que esté en cinta más - comentó el castaño alegre.

- Son buenos tiempos George, pero no hay que confiarnos hasta que no sepamos dónde Candy y William andan, al menos y sobre todo que están fuera de peligro - explicó ella, omitiendo que ambos podrían morir en el intento por llegar allá.

- Lo sabemos señora Elroy, permiso - se disculpó el castaño retirándose.

- Pasa George - la matrona dio el permiso para retirarse.

Fin del flash back

Y en el futuro...

- George, ¡no puede ser! Sí William es este hombre, ¿dónde está Candice? - le pregunta a su fiel mano derecha... quién aún no sale de su asombro.

- ¡No lo sé señora Elroy! Él parece que está herido y... - George se interrumpió.

- John, Withman aprisa, llevémoslo adentro. Chicos vean por los alrededores, díganme si encuentran a Candy o alguien extraño - la matriarca del Clan Andley ordenó rápidamente mientras se levantaba.

- ¡Sí tía! - gritaron Archie y Stear mientras se alejaban, lo más rápido que sus pies se movían.

- Con permiso señora Andley, a ver John, una, dos, tres...arriba - dijo el señor Withman junto con John y George.

- Colóquenlo en su habitación - ordenó la matrona.

- ¡Pero está muy lejos! - informó Withman.

- No en la de él, en la iba a ser de Candy, por favor - refiere la matrona molesta por la queja del jardinero.

- Bien, en un momento estará allí, señora Elroy - refirió el jardinero de nueva cuenta.

- George - lo llamó haciendo que el castaño sacara la enrojecida cabeza de la carga del cuerpo de William.

Con muchos trabajos los tres hombres depositaron a Albert en la cama con dosel de Candy y comenzaron a pensar mientras lo observaban en lo que harían, primeramente vieron que no tenían un zapato y que además estaba golpeado en el rostro. Cuando George se asomó al cuello, Albert pegó un alarido por haber sido zarandeado, aunque Albert no fue si no Albert recordaba el maltrato vivido tan solo unos días atrás.

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