Capítulo XXXII

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La travesía en barco había sido lo suficientemente entretenida para todos los interesados, en la proa Albert descansaba, se había quedado dormido a la par que Candy lo hacía en su camarote, el camastro que lo sustentaba fue más cómodo que dormir con su amada, afortunadamente sus noches con el tiempo fueron descansadas que al inicio de su paso por el Canal de la Mancha con lo cual Albert disfrutaba de la somnolencia de su esposa últimamente. Terry se encontraba extrañado, su padre al parecer no se encontraba en su camarote por lo que decidió buscarlo, encontrándolo en la punta de proa.

- Papá, ¿qué haces aquí? - preguntó el castaño joven a su padre.

- Observando la tranquilidad del mar, nunca me había pasado tanto tiempo en este canal, además vine a leer esto... - respondió Richard mostrándole a Terry el papel que tenía en la mano.

- ¿Qué es? ¿Noticias? - cuestionó Terry.

- Malas noticias... - soltó él con preocupación para después rascarse la cabeza.

- ¿Malas noticias? ¿Por qué? - preguntó extrañado de que su padre se lo dijera de esa forma.

- Abahinn dice que han apostado a mis hombres y a los suyos encubiertos, esperando en Dover y en Southampton para distraer a los de Lemarque. El tribunal ha hecho uso de sus 53 clanes, esto está creciendo más a cada momento, se va a poner muy peligroso. ¿Cómo vamos a explicar que Beth esté embarazada? Si la misma Beth se encuentra en la villa de Roxburghshire tan delgada como la recordamos - medio explica Richard.

- Estaremos bien, Abahinn nos recibirá en Dover, papá - verifica el chico.

- No, a él, Lemarque lo conoce. A su padre también... - recapitula Richard tallándose el rostro con las dos manos.

Mientras ellos dos seguían en su información del lado de los camarotes alguien les veía muy interesado, cuando Sir Borthwick observó que Terrence tenía entre sus manos una hoja pensó rápidamente que era un telegrama, por lo que se encaminó para llegar hasta ellos.

- Padre, pero Lemarque no se atreverá a tanto - exclamó Terrence temeroso.

- ¿Seguro? Si mató a su hermano, crees que no atentará contra ella o contra todos nosotros - alzó la voz su padre.

- Richard ¿qué sucede? - cuestionó Blaine.

- ¡Sir Borthwick, no lo oímos llegar! - justificó Terrence, se habían descuidado de sobremanera.

- Nada Sir Borthwick, sólo vemos todos los escenarios que pueden suceder una vez que lleguemos a Dover - decidió mentir.

- Terrence tenías un papel en la mano, ¿es un telegrama? - le preguntó.

- No, era un pañuelo - respondió mecánicamente, pero su padre le indicó que debería revelarlo.

- ¡Enséñamelo! - exigió saber el contenido.

- Está bien Sir Borthwick, tenemos problemas, muchos problemas - rectificó Terrence.

- ¿Qué problemas? - preguntó Blaine.

- Lea... - Terrence extendió la mano y le dio el telegrama solicitado.

- ¡Pero cómo es posible que ese hombre nos haga esto! - exclamó saliéndose de su tranquilidad.

- Si usted estuviera en bancarrota ¿no lo haría? - preguntó Richard, esperando que entendiera por qué Lemarque hacía cosas que nadie de ellos y ni siquiera él haría.

- ¡Yo tengo escrúpulos! - respondió enfadado Blaine con mirada herida.

- Él ya los perdió... - contestó tácitamente.

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