FANFIC -Pecado Placenteros-

27 |Dilo

Falta poco...
Estaré leyendo sus comentarios.

Christopher.

Se niega y seguirme y le tiembla la voz cuando habla.

-¿Fuiste a verla? -Se le empapan los ojos de lágrimas cuando asiento.

Yo no miento, no soy como alguien que conozco que se la vive mintiendo y mintiendo.

-¿La amas a ella? -Me mira atenta.

-Si -llora.

-Pero Chris...yo...yo te amo -Tiembla- no porque esté embarazada de ti la tienes que amar.

La miro y me mira.

-¿Qué pasa con los que verdaderamente te amamos?

Me quedo en silencio, no quiero nada que no sea estar con Rachel.

-Liz me dice que te deje, pero no soy tan cruel -Solloza.

-Hazlo -Le digo.

-No...

-Entonces yo lo haré -Repondo tajante.

-No -Llora- yo te amo, Chris, no seas egoísta.

-Más tarde te enviaré los papeles con mi abogado para que me firmes el divorcio.

-¡Chris! No me estás escuchando -llora más fuerte.

-¿Te irás con ella?

-Así siempre tuvo que ser -Respondo con sequedad.

Me empino la botella y me la quita.

-Yo si te amo -Tiembla cuando llora.

-Apártate -se interpone.

-No... -Solloza.

Se pone en mi paso sin dejarme avanzar a la puerta. Me mira como cachorro y me vale una puta mierda, la medio empujo quitandola de mi paso y me sigue llorando.

Me jode que Rachel prefiera a los demás, si quiere que le demuestre que es a ella a quien verdad quiero, lo haré, pero si no corresponde le mandaré a la mierda aplastandola cuando sea el ministro, porque a mi nadie me jode, nadie joderá a la bestia otra vez.

Subo al carro escoltado y pido que suban la ventanilla, hablo con mi abogado por un par de minutos. Me quitaré a varios de en cima, por ahora Gema está en proceso, después le seguirá Antoni y al final el puto pordiosero, y si se mete Alex también me lo llevo.

Llego al comando, las vistas se posan en mi, siempre lo hacen, pero ahora es más las vistas, veo como liz viene furiosamente hacia mi y...

-¡Como se te ocurre, patán de mierda! -Me da una cachetada.

Todos me miran y respiro hondo para no matarla en este mismo momento. Estoy apunto de sacar el arma pero...

-Hermano, ven... -Me saca de ese lugar apuradamente.

La maldita carroñera nos sigue y Patrick me lleva a la fuerza a mi oficina.

-¡¿Qué te pasa, imbécil?! Que no ves que iba a matar a la perra.

Mi amigo me tranquiliza.

-¡No estás pensando bien! en el comando no se mata, no darás buenas impresiones para la candidatura.

Me estreso.

-¿Qué pasa con Antoni?

-Está encerrado.