Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦

Capítulo 27

Hermanos coraje (1972)

-Televisión Independiente de México y Panamericana Televisión

César es un encanto de hombre.

Así como su hermano rebosa un carisma dominante incluso cuando está en silencio, convirtiéndolo en el centro de todas las miradas, César tiene una personalidad bonachona y siempre sonriente que hace que la gente se sienta instantáneamente cómoda a su alrededor.

Supongo que, en parte, se debe a su trabajo como modelo y actor, en el que está acostumbrado a socializar a todas horas y a poner buena cara y una sonrisa para las cámaras.

César es la estrella nacional. Está en boca de todos a todas horas del día y sus millones de seguidores internacionales se lanzan como pirañas sobre sangre fresca cuando hay cualquier noticia (sea falsa o verdadera) sobre él y, en especial, aquellas en las que se habla de su codiciada vida amorosa y privada en las redes sociales.

Cualquiera diría que toda esa fama se le habría subido a la cabeza, pero ese no parece ser el caso. A él siempre le ha resultado inusualmente fácil mantener los pies en la tierra.

Al menos que Villado recuerde, y lo conoce desde que eran niños, así que sabe bastante de él, aunque no sean amigos cercanos.

Como, por ejemplo, que es un seductor empedernido que salta de cama en cama cuando le place sin dar explicaciones a nadie. Tanto hombres como mujeres. Ni siquiera a su hermano, al que adora por su constante apoyo a pesar de que César no es hijo de la misma madre que Eric, sino de la amante del padre de este (y entre ellas no se llevan nada bien).

En mi vida anterior era de las que opinaban que la madre de Eric debía haberle dado portazo a su padre (y a la amante de este) y haberlo mandado a la mierda, quedándose con la parte de la cuantiosa cuenta bancaria de ambos que le pertenece por derecho y rehaciendo su vida para poder ser feliz libre de ellos dos.

Y en esta opino igual.

Menuda manía tenemos a veces las mujeres de quedarnos con energúmenos que no nos valoran. Yo hice lo mismo y aprendí la lección a malas.

—¿Os lo habéis pasado bien?

Eric nos espera en la terraza trasera de la mansión, aparentemente cansado pero sonriente, y recibe con ganas el abrazo de Carlitos, que se le lanza encima como un cohete al verle, soltándose de mi mano.

—¡Papi! —exclama el pequeño entre risas de deleite cuando Eric le hace cosquillas en ambos costados y lo abraza con fuerza contra su pecho.

Yo apenas puedo hablar. La boca se me ha quedado seca al verlo.

Lleva un suéter de manga corta y tela fina que le marca todos los músculos y que deja ver sus bien formados brazos, tan fuertes que me viene a la cabeza, golpeándome como un vendaval, lo fácil que le resultaba moverme y alzarme como si yo fuera una acróbata cuando teníamos sexo.

Tengo que forzarme a recuperar la calma, porque no quiero que nadie note lo atraída que me siento por él muy a mi pesar.

Entramos en el comedor y nos sentamos alrededor de la larguísima mesa de madera.

En esta ocasión, soy yo la que permanece en un silencio reflexivo, porque no me siento del todo cómoda ahora mismo con mis propias emociones.

César y Eric hablan entre sí y con los niños como si esta fuera una escena que se repite a menudo (lo es) y ambos aprovecharan para ponerse al día y para preguntarles a los pequeños cómo les ha ido la semana. Y yo me siento invisible, como si no existiera, como si solo ocupara el espacio de manera temporal.