Capítulo 59

1.5K 114 1
                                    


Verano de amor (2009)

-Televisa


Estamos sentados en el despacho del abuelo, en los sofás que hay dispuestos frente a la chimenea apagada. Hay pastas de té sobre la mesita de centro, pero nadie las toca.

—Así que, ¿asumo que no es cierto lo del divorcio y lo de que tienes una amante, Eric, o tenemos que hablar seriamente tú y yo? —don Claudio ataca directamente al centro de la diana.

Eric aprieta los dientes, como suele hacer cuando está frustrado o enfadado.

Es un adulto, no un niño, pero es difícil no sentirse como uno al lado de un hombre que te trata como a uno y al que has considerado como familia mientras crecías siendo vecino y amigo de su nieta.

Incluso una persona tan potente como Eric Donovan puede titubear frente a los ojos de aquel al que quiere y considera como su propio abuelo.

Sé que Eric respeta mucho a Claudio, pero también sé que no hay caballo de batalla, por muy veterano que sea, que pueda domar al maridín.

—Abuelo, repito que yo también estoy aquí —protesto, pero mi protesta cae en saco roto.

Maldito patriarcado, es en ocasiones como esta cuando más me molestan estas cosas.

El abuelo me sonríe brevemente con cierta condescendencia, pero pasa de mí como se pasa de largo a una señal de «Ceda el paso» en una carretera desierta de un solo sentido y fija su atención en Eric, adoptando una expresión severa.

—Sabe perfectamente, don Claudio, que no tengo amante alguna y que la mujer del hotel era mi mujer, y no otra. Que nunca ha habido otra para mí —espeta Eric, que se le nota a las claras que no cree que tenga que darle explicaciones al hombre pero que, aun así, por el respeto que le tiene, lo hace igualmente, aunque lo haga a regañadientes.

—Eso creía, sí —asiente Claudio—. ¿Y lo del divorcio? —Es como un sabueso tras un hueso. No va a dejar ir el tema hasta que obtenga lo que quiere.

Resisto el impulso de morderme el interior de la boca para no gritarle al abuelo que se meta sus preguntas donde no les dé el sol, pero me cuesta no hacerlo.

Abro la boca para soltar algo sarcástico sobre el ser una mujer florero: presente pero ausente para el abuelo, aunque Eric me mire y me haya cogido de la mano cuando me ha visto tan frustrada por ser ignorada, pero él se me adelanta.

—Emma y yo estábamos atravesando un bache, eso era obvio. —Eric me mira cuando lo dice y ambos sabemos que habla más para mí que para el abuelo. Ahora es el hombre el que es el florero, y no yo, porque toda su atención está en mí, y solo en mí—. Pero hemos hablado y nos hemos sincerado, y creo que hay una conexión entre nosotros que es hermosa y que no quiero perder. Una conexión que se hace más fuerte cada día y que nunca había sentido con nadie más. Estoy enamorado de ella —admite sin tapujos, haciéndome estallar el corazón con fuegos artificiales, sin apartar su mirada de la mía—. Y no lo digo como el niño que fui, que confundía amor con obsesión y lujuria, sino como el hombre que soy ahora. El hombre que quiere a una compañera de vida y que quiere que esta sea ella y solo ella. El hombre que ve a una mujer que ha madurado, que ha cambiado tanto como él y que ya no es la niña que conoció, sino que se ha convertido en una mujer que admira y respeta y en una madre que ama a sus hijos por encima de todo. Así que no, no quiero divorciarme, si ella tampoco quiere.

—No quiero. —Eso es lo que intento decir, pero me sale más como un «wo quiewo» porque estoy llorando. Porque qué palabras más hermosas, Dios mío.

Nadie me había dicho nada tan bonito nunca. Nadie, jamás, me había dicho que me ve como a una compañera, una igual, con la que compartir la vida. Nadie me había dicho que me ama de manera tan consciente y tan madura como él, que sabe bien lo que es una relación tóxica y no quiere eso en su vida, como yo tampoco lo quiero.

—Yo también te quiero. Te quiero muchísimo, Eric. Quiero vivir contigo, y envejecer contigo y... y te amo —logro decir entre sollozos.

Eric me abraza y me besa y el abuelo se desvanece de nuestras mentes mientras nos aferramos el uno al otro.

Hasta que vuelve a hablar, claro está.

—Me alegra tantísimo que ambos hayáis madurado al fin... —dice el hombre con voz afectada—. Cuando os casasteis erais tan jóvenes y tan niños que no creí que vuestro matrimonio duraría tanto, ni que fuerais capaces de superar los baches de la convivencia y los que trae el ser padres, pero me habéis demostrado lo contrario. Os habéis convertido en dos adultos de los que estoy orgulloso —manifiesta—. Eso es lo que quería saber. No lo del divorcio, sino si al fin habíais puesto los puntos sobre las íes porque, si soy honesto, yo mismo os hubiera obligado a separaros, por vuestro propio bien, si esa relación tan silenciosa y tan venenosa que teníais hubiera continuado mucho más.

¿Pero quién se cree que es...? Ah, me recuerdo, es el patriarca de una maldita telenovela. Aunque ese pensamiento es como si fuera alienígena porque estas personas son muy reales, y no sé muy bien de dónde viene eso de la telenovela. Tengo vagos recuerdos de haber pensado que todos éramos personajes de algo, pero, cuando intento atraparlos y darles sentido, se alejan de mí y se van desvaneciendo en la lejanía.

Qué extraño.

El abuelo se levanta y, tras palmear el hombro de Eric cual macho de las cavernas que aprueba a otro macho de las cavernas, sale de su despacho y nos deja solos.

Eric apoya su frente en la mía y frota su nariz contra la mía en un gesto cariñoso, con una sonrisa tierna en los labios que es una de las cosas más bonitas que he visto nunca en la vida.

—¿Qué me dices, Emma? —murmura con dulzura, dejando que sus lágrimas caigan sin filtros por sus mejillas—. ¿Quieres seguir casada conmigo y ver a dónde nos lleva la vida?

—Sí —respondo, sorbiéndome los mocos.

Maldito guaperas. No deja de estar guapo ni cuando llora, a diferencia de mí, que parece que esté en mitad de un severo ataque de alergia.

Toco con la yema de los dedos sus mejillas húmedas y deposito un beso sobre esos labios tan bellos.

—Sí quiero —reafirmo con fuerza.

Nunca he dicho palabras más honestas en mi vida.

Nunca he dicho palabras más honestas en mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora