(+18 a partir del capítulo 40) Morí... ¡y desperté como la villana de mi telenovela favorita!
Mi nombre es Emma, y un día, tras morir en un accidente de lo más inesperado, cuando abrí los ojos... ¡era una mujer totalmente diferente!
Literalmente.
Em...
Nota de la autora: ESTE CAPÍTULO CONTIENE UNA ESCENA EXPLÍCITA DE SEXO.
Si prefieres no leer este tipo de cosas, sáltatelo y lee el siguiente :D
Nota 2: No quiero que Wattpad me cancele la historia o decida que no es apta para los Wattys, así que agradecería que l@s que leáis el capítulo me dijerais porfa si es demasiado intenso o explícito para esta plataforma, ya que es la primera vez que subo una historia completa aquí y, aunque me he leído las normas de la categoría MADURA, no pone nada sobre si está permitido o no :( y no quiero que me baneen o algo así.
Un abrazo. Hoy toca maratón de capítulos :D
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Cañaveral de pasiones (1996)
-Televisa
Eric me mira. Yo le miro.
El silencio que nos rodea está cargado con una anticipación que no comprendo, o que tal vez comprendo demasiado bien.
Humedezco mis labios y el hielo de su mirada se derrite. Sus ojos se oscurecen. Sus pupilas se agrandan y, antes de que seamos conscientes de lo que ocurre, su cabeza se inclina, la mía se eleva y sus labios capturan los míos.
No es un beso dulce y casto. Su lengua se introduce en mi boca y me escucho gemir a través de la bruma de pasión que me enciende cada sentido al máximo.
Siento la tela de la chaqueta de su traje bajo las yemas de mis dedos, la dureza de sus músculos bajo las palmas de mis manos, a través de la tela que separa su piel de la mía. El latido, fuerte y acelerado, de su poderoso corazón retumbando en su pecho.
Su aroma almizcleño a colonia masculina y a limpio me envuelve y me embriaga los sentidos. La calidez de su boca devora mi juicio y sus manos, grandes y exigentes, me aprietan contra él con la misma intensidad y fiereza con la que lo hace todo, incluso cuando sus acciones son frías y cuidadosamente calculadas, como si ni siquiera su mente, tan rápida, inmensa y adicta al autocontrol, pudiera ejercer dominio sobre el fuego del que está hecha su alma.
Eric es puro poder contenido bajo capas de músculo y autocontrol, y yo me derrito en sus manos.
Jadeo, gimo y elevo las manos hasta agarrarle de la nuca y atraerlo más hacia mí, aunque sea imposible físicamente ahora mismo.
No con nuestras ropas de por medio y en mitad de un lugar semipúblico. No sin enredar mis sentidos en los suyos, mi cuerpo en su cuerpo desnudo, sintiéndolo dentro de mí y sin mi alma palpitando contra la suya.
Aunque tampoco entonces sería suficiente.
Y ese conocimiento, que tanto me atormenta, me enloquece.
—Eric... Eric... —me oigo suplicar, mordiéndole suavemente el labio inferior.
Las manos de Eric me aferran de la cintura y me elevan, caminando conmigo en brazos, pegada a su cuerpo, como si yo no pesara nada, y me lleva consigo a saber dónde.
