Epílogo II

1.7K 143 12
                                    


Para toda la vida (1996)

-TV Azteca


La casa es preciosa.

Es tal y como la recordaba: ni demasiado grande ni muy pequeña. Acogedora, cálida e invitadora. Y está junto al mar, que los niños adoran y que llena mi alma de paz cuando lo miro a través de la terraza de la primera planta.

¿Qué más podría pedir en un hogar?

Eric me abraza por la espalda y no puedo evitar la sonrisa que curva mis labios.

—Te veo feliz —murmura contra mi oído.

La risa de Carlitos se eleva en el aire, seguida de la de Julio instantes después. Están en el patio de abajo, jugando con su tío César, que se ha traído a su novio, Jorge, que al fin se ha divorciado de su infiel marido y ha caído en las redes de mi cuñado.

Se les ve felices juntos y me alegro un montón por ellos.

—Soy feliz —respondo, recostándome sobre su pecho y disfrutando del olor a mar en el aire, de la felicidad que lo invade todo y del sonido de las olas de fondo.

Esto sí que es un hogar.

—Creo que empiezo a entender lo que querías decir aquella noche cuando paseábamos hacia la noria —confiesa Eric.

—¿Sobre el sentir una casa tu hogar?

—Sí —responde, apoyando la barbilla en mi coronilla y abrazándome con más fuerza contra su pecho—. Me alegra que tomáramos la decisión de venir a vivir aquí.

—Este lugar es precioso —asiento, contenta de verlo feliz y en calma con la decisión.

Él niega con la cabeza.

—Sí, pero no es eso. Son las personas. Es el ambiente, la relación que mantenemos con nuestros hijos. Somos nosotros —dice con una voz que emana bienestar—. Es todo, en conjunto, lo que hace que esta casa se sienta como un hogar. Lo que hace que cuando piense en un refugio me venga el estar aquí a la cabeza, con vosotros, mi familia. Es eso a lo que te referías aquella vez, ¿verdad? Ahora lo comprendo.

Miro hacia el patio de abajo, donde César golpea la pelota y se la pasa a Julio, que ha dejado el equipo y tiene muchísima menos ansiedad ahora que se ha unido a uno de un colegio en el que puede jugar sin sentir que en ello le va la vida y la salud mental. En el que vuelve a ser un niño sin miedos ni ansiedades.

La psicóloga le hace bien, y el vernos a nosotros bien y tratándonos con respeto y afecto, pasando tiempo de calidad con él y con su hermano, escuchándolos y queriéndolos, también.

Miro a Carlitos y su carita de querubín ruborizada por la risa en brazos de Jorge, que lo alza por el aire para golpear la pelota hacia la portería improvisada entre dos altos setos llenos de flores.

Y nos miro a nosotros: a Emma y a Eric, a una pareja de enamorados que se quieren y se respetan, que se escuchan y se comunican. Que lo intentan día a día, porque saben que para que una relación funcione, por mucho amor que haya, la comunicación y la honestidad son la clave.

—Sí, esto es lo que quería decir —asiento, enredando mis dedos en los suyos.

Pienso en nuestros planes de futuro y sonrío. Nos estamos planteando revertir la vasectomía de Eric dentro de un par de años para intentar añadir otro bebé a la familia. Si es niña, la llamaremos Reina. Reina Donovan Villado. Suena genial.

Él murmura algo contra mi cabello y sus pestañas me hacen cosquillas en el cuello cuando se inclina para besar suavemente mi hombro.

Al final, la vida nos empuja por el camino que luchamos día a día por recorrer. Aunque nos fallen las fuerzas, aunque parezca que no y las cosas tarden en llegar a nosotros.

Lo sabré yo, que he anhelado tener una familia desde... desde siempre, creo. Aunque ahora no recuerdo a qué viene ese pensamiento. Algo sobre una vida entera y...

Da igual.

Lo que importa es que estoy aquí en estos momentos, compartiendo mi vida con las personas con las que quiero compartirla y estando donde quiero estar y como quiero estar.

Queriendo y siendo querida con la misma intensidad.

Eso es lo que importa.

—Te amo, Eric.

Él sonríe contra mi piel y siento sus labios moverse antes de oírlo.

—Y yo a ti, Emma —dice roncamente—. Me alegra que hayamos formado este hogar los dos juntos. Gracias por enseñarme lo que eso significa. Gracias por haberlo creado conmigo.

Me emociono con sus palabras y me giro para abrazarlo con fuerza.

—Siempre, Eric. Siempre.

Rodeada de sus brazos, del amor de las personas a las que quiero y del sonido y el olor del mar, pienso que, por primera vez desde que tengo memoria, estoy realmente en casa.

Al fin tengo un hogar al que llamar mío y creo que, en el fondo, eso es lo que siempre había estado buscando.

FIN

Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora