Epílogo I: parte 2

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Y las obtiene dos semanas después, tras un análisis genético de parentesco que da positivo.

Y, así, gano una tía que está entusiasmada de conocer al fin a su padre, mi madre a una hermana, y ambas a una chica tímida y dulce, pero de armas tomar, que me da un largo abrazo cuando nos reunimos todos juntos para merendar y presentarnos como se debe en la casa de mamá y el abuelo, donde mi nueva tía y mi nueva prima se van a mudar, y me pide perdón con lágrimas en los ojos por haber estado colada por Eric y haber pensado seriamente en seducirlo.

Como si eso fuera tan fácil. Eric no hace nada que no quiera hacer. Es muy adulto y casi tan cabezota como yo misma.

Me río, le devuelvo el abrazo y le digo que mejor eso lo guardamos entre nosotras como una anécdota en una vida complicada, no sea que el abuelo se entere y nos la líe. Y me guardo para mí el profundo alivio que siento al ver que los celos no asoman ni la punta de la nariz, porque ya no existen. Porque estoy segura de mí misma y del amor que comparto con mi esposo y esas emociones negativas ya no tienen cabida alguna en nuestra relación.

Eric me ve hablar con ella y me sonríe por encima de su cabeza, como si no pudiera evitar sonreír al verme, y yo también a él, porque tampoco puedo evitar sonreír al verle, aunque sea de reojo. O al pensar en él. O al oler su aroma personal o escuchar su voz o decenas de otras cosas más.

—Gabriel me ha contado lo de la donación al hospital y que sois amigos —me comenta Araceli, que está muy entusiasmada por hablar conmigo de causas sociales.

Algo que tenemos en común.

—Espera que te cuente los planes que tengo con el ala de oncología pediátrica, prima, ¡seguro que quieres unirte! —le digo con el mismo entusiasmo, sintiéndome bien con esta amistad que está naciendo entre dos personas tan dispares, pero en el fondo tan humanamente iguales, como nosotras—. Tengo el número de una periodista con la que quizá deberíamos hablar ambas, por si te interesa unirte a la campaña de donaciones para el hospital. Se llama Vanesa y es la mamá de una amiga de Julio.

Y lo está.

Años después, cuando mire hacia atrás, me preguntaré por qué hubo una época en la que le tenía manía a mi mejor amiga.

Y no encontraré respuesta para ello, así que lo dejaré correr como una de esas muchas cosas que ya no soy y que no tienen sentido para mí, y me centraré en la persona que soy y en la que me siento bien siendo yo en estos momentos, como siempre hago, mirando hacia el presente y haciendo planes para un futuro lleno de amor por la vida y por las personas que he encontrado a lo largo del camino para compartirla con ellos.

Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora