Capítulo 46

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Alguna vez tendremos alas (1997)

-Televisa


Julio es elegido para el equipo de fútbol, pero casi por los pelos.

El niño es bueno, pero se nota que necesita entrenamiento y a alguien que le ayude a practicar, o eso nos dice la entrenadora principal del equipo cuando pasamos a recogerlo tras finalizar su prueba, bajando de las gradas para abrazarlo y felicitarle, deleitándonos con lo feliz que está el niño de haber podido cumplir al fin su sueño de ser parte del equipo oficial del colegio.

Eric y yo decidimos preocuparnos un poco más porque reciba el entrenamiento que necesita, ya sea en el equipo oficial con el que va a practicar a partir de ahora o con un entrenador personal si es necesario, ya que ninguno de los dos entendemos mucho de fútbol.

—¡Soy parte del equipo, mamá! —Julio se lanza a abrazarme con los ojos llenos de lágrimas de emoción en cuanto me ve.

Está tan contento... Siento mis propios ojos llenarse de lágrimas al verlo así de feliz y así de saludable.

El tratamiento le ha ido muy bien y el médico ha reducido la cantidad de pastillas que se toma en cada comida principal, así que estamos muy contentos por cómo están yendo las cosas.

Eric y yo hemos hablado y compartido información constante, vía teléfono móvil cuando uno de los dos no estaba en casa, sobre el progreso del niño, vigilando que no le sentaran mal las medicinas y que no hubiera efectos secundarios.

—Es maravilloso, cariño. ¡Felicidades, mi campeón! —Le devuelvo el abrazo con fuerza y lo suelto cuando se quiere apartar de mí para abrazar también a su padre y a su hermano menor, que está sentado sobre los hombros de Eric y le ha puesto el pelo perdido de restos de helado.

Eric se pone en cuclillas para que ambos niños puedan abrazarse, ya que Carlitos se niega a bajar, y me río al ver que uno de los mechones del negro cabello de mi maridín sobresale como el cuerno de un unicornio y lo mucho que se divierte Carlitos haciendo que su padre parezca uno en cuanto Eric se pone en pie de nuevo.

—El equipo va a comer con todos los participantes, ¿podemos ir, mamá, porfa? —Julio vuelve corriendo hacia mí y me pregunta con ojos de cachorrillo.

Comparto una mirada con Eric y asiento. Hoy se ha cogido el día libre precisamente para estar con Julio en este momento tan importante para él.

—Claro que podemos ir.

—¡Bieeeeeen! —El niño se pone a correr como una liebre por todo el campo con los brazos alzados y pronto un grupo de niños y niñas participantes, como él, le siguen, encontrando el juego muy divertido.

Me río por los adorablemente extraños impulsos de los niños y porque verle así de libre y de bien, haciendo amigos fácilmente cuando normalmente le cuesta bastante, es un deleite para los sentidos.

—Perdona, ¿eres la mamá de Julio? —interrumpe una voz femenina.

—Sí. —Me giro y me encuentro con una mujer de unos treinta años tendiéndome una mano que cojo sin perder la sonrisa.

—Soy Vanesa, la mamá de Victoria, encantada —se presenta con algo de nerviosismo.

—Un placer.

—Perdona que te importune y espero que no te ofendas —uy, uy, empezamos mal, la sonrisa se me congela un poco en la boca porque ese suele ser el inicio de algo ofensivo—, pero es que, verás, soy periodista y no he podido evitar acercarme al verte. Te he reconocido de inmediato. Quiero decir —se ríe con un deje de ansiedad—, cómo no reconocerte, ¿verdad? Eres superfamosa y últimamente se habla mucho de ti, aunque seguro que eso ya lo sabes. Perdona que te tutee, por cierto. Espero que no te moleste.

Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora