Capítulo 22

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Cuna de lobos (1986)

-Televisa

Adrián es un apuesto hombre de treinta y pocos años. Tiene un rostro clásicamente masculino, de facciones marcadas y fuerte barbilla, la piel del color del caramelo fundido y unos inteligentes y bellos ojos negros, tan perspicaces como hermosos.

Pero yo en lo único en lo que puedo pensar no es en su apostura ni en su matadora sonrisa de dientes blancos y alineados, sino en Julio.

Las horas se me van a hacer eternas hasta poder hablar con Gabriel.

—Así que, en resumidas cuentas, lo que quiere usted son pruebas de la infidelidad de su marido.

Asiento, volviendo al presente y obligándome a enfocarme, porque esto es importante, aunque sea menos importante que lo de Julio. Mucho menos.

—Sí, exactamente, detective —confirmo—. Sé que mi marido va a divorciarse de mí y a pedir la custodia completa de los niños y necesito pruebas de su infidelidad para que él no arrase conmigo en el juicio. No quiero perder a mis hijos. —Me trago la bilis que me sube por la garganta, causada por la ansiedad.

Él frunce el ceño con preocupación.

—¿Por qué iba el juez a darle la custodia completa a él? —inquiere, rascándose la barba de unos días, antes de corregirse—. Perdone, no quiero entrometerme donde no me llaman, pero debo saberlo todo si quiere usted que la ayude en todo lo que pueda, siempre y cuando ello esté en mis honorarios, entiéndame...

—Le pagaré lo que haga falta —afirmo sin cortarme—. Y puede usted preguntar lo que necesite si cree que ello podría ayudarme —le digo.

Sé que tiene experiencia en estas cosas.

En la sexta temporada, la madre de Villado lo contrata para investigar a Araceli tras descubrir el secreto de sus orígenes, planeando usar la información de algún chanchullo o «mal acto», como dice ella, para hundirla frente a los ojos del abuelo y así desheredarla, en caso de que saliera todo a la luz; aunque no le sirve de nada porque Adrián se enamora de su inocencia y su buen corazón solo con observarla (ella iba a los orfanatos, hacía voluntariado en súbitas ONG imaginarias, bailaba a la perfección y cantaba en mitad de la calle, porque sí, estilo princesa Disney, y un largo etcétera de cosas perfectas e inocentes. Que sí, que todo ello es increíble y admirable y hay personas que son así de genuinamente buenas en la vida real y que hacen del mundo un lugar mejor, pero es que la hicieron tan absolutamente perfecta que al final le cogí tirria a la pobre. Y se la sigo teniendo, aunque sepa que es injusto para la Araceli real de aquí y que no se lo merece).

Se convirtió en uno más de la larga lista de enamorados de la protagonista.

Hasta el personal de la casa cae rendido por ella en microsegundos cuando ella entra en la mansión como la nueva esposa de Eric.

Al final, el único que no quiere casarse con ella es el abuelo. Qué risa me da.

Todo ello me resultaba exasperante. No me extraña que me gustara más el complejo carácter de Villado y su cercana relación con su madre, a pesar de que a veces quisiera chillarle que era idiota y mala.

Era mucho más interesante de ver.

—Mi marido tiene numerosos amigos, Adrián, ¿te importa si te tuteo?

—En absoluto. Por favor, prosiga, Emma.

—Eric es un hombre de mucho poder y sé que el personal de la casa, sus propios empleados, que también trabajan para mí, ya que soy accionista de la empresa, y un largo etcétera de conocidos mutuos, hablarán a su favor en el juicio y dirán lo que él necesite que digan, Adrián. Y no quiero perder a mis hijos por esos testimonios básicamente comprados. Los amo. —La emoción de mi voz no es fingida y hace que él alargue una mano por encima del escritorio y la ponga cautelosamente sobre una de las mías al ver que estoy casi al borde del llanto.

No miento. Es la pura verdad.

El que Villado fuese o no terrible no quita que él usara todo su poder (y a su personal) contra ella a la hora de divorciarse.

Eric Donovan es un hombre brutalmente eficaz y vindicativo, y en este juego él todavía juega con ventaja, aunque no sepa que yo también estoy moviendo mis fichas.

Busco un pañuelo en mi bolso sin encontrarlo y me sorbo los mocos para que no me caigan por la nariz. Qué molesto.

Entre lo de las noticias del médico, la ansiedad de la maldita espera e imaginarme que no vuelvo a ver nunca a los niños, casi tengo otro sofoco ahí mismo.

—Lo entiendo, señora Villado...

—Emma —interrumpo con voz enronquecida. Odio lo de «señora».

—Emma —me sonríe él con compasión en la mirada—. Haré todo lo que pueda por ayudarla.

—Gracias.

—A usted, por confiar en mí. —Me tiende un pañuelo de papel de la caja que hay en su escritorio para que me suene la nariz, que insiste en gotearme sin parar—. Dice usted que él se está viendo con otra mujer, ¿no es así?

—Sí —asiento—. Tiene unos veintidós o veintitrés años y su nombre es Araceli. Eso es todo lo que sé de ella. —Esta vez sí que miento. Me sé hasta el nombre de su bisabuela paterna.

El rostro de Adrián se vuelve serio y reflexivo.

El pasado de él aparecía en uno de los episodios. Su madre, de origen humilde, fue usada y luego descartada por un hombre que se lo quitó todo en el divorcio (incluyendo la casa que ella había logrado comprar con su esfuerzo) y se hizo rico a costa de ella tras vender el negocio que habían creado ambos y, desde entonces, Adrián les tiene una inquina especial a los hombres ricos que hacen daño a las mujeres pobres.

Este mundo, como yo ya sabía, es un tanto misógino, pero al menos puedo usar eso a mi favor en ocasiones aunque tenga unas ganas inmensas de verlo evolucionar un poco ya que tanta tontería de machito cansa a veces.

—¿Necesitaría pruebas en vídeo o en foto? —inquiere el detective.

—Ambas cosas. Todo. Todas las cosas que puedas conseguir me servirán —le contesto, tuteándole, porque me estoy cansando de tanto «usted» ya que no estoy acostumbrada a ello.

Estoy arriesgándome a que él se enamore de Araceli como pasó en el guion de la serie original, pero cuento con que esta vez esté espiando a Eric y los vea acarameladitos, y no a ella y a su absoluta perfección moral directamente.

En la telenovela se decía que era el mejor detective (se dice que tal o cual personaje es el mejor en tal o cual cosa todo el tiempo, supongo que para añadir dramatismo, pero, ey, una ha de aprovechar lo que sabe por el poder de la magia potagia del universo, que le ha dado esos conocimientos, a su favor).

Nos despedimos tras hablar un poco más, pagar la mitad de sus honorarios por adelantado en el mostrador y darle mis datos de contacto, incluyendo un email privado en el que pueda ir enviándome vídeos o fotos que pueda llegar a hacer de la parejita o de las acciones de Eric en mi contra.

Sueno como toda una paranoica, pero, hasta que todo esto con Eric no pase no estaré tranquila y Adrián me da una sensación de seguridad que ahora mismo agradezco bastante.

Otra ficha movida. Ahora toca esperar los resultados de mi esfuerzo.

Todo juego de estrategia requiere paciencia.

Todo juego de estrategia requiere paciencia

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Soy la villana (✔) ✦ COMPLETA ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora