Acepté gustosa la copa de champagne que Taehyung deposito en mis manos, antes de adentrarse al interior del jacuzzi junto conmigo, permitiéndome admirar su enorme masculinidad muy de cerca.
Una sonrisa ladina tiro de sus labios al ver como me relamia los míos, en una clara muestra de deseo por chuparle la polla hasta liberar su espeso y caliente semen dentro de mi boca.
— No comas ansias... — musitó con diversión, llevándose la copa de champagne a los labios para beber todo su contenido. — Podrás comertela entera una vez que salgamos de aquí.
Elevé una ceja, imitando su acción por beber todo el champagne de sopetón sin quitarle los ojos de encima.
— ¿Qué me detiene de hacerlo ahora mismo? — contraataque al relamer mis labios y acercarme peligrosamente a él.
Taehyung sonrió con un brillo intenso en sus ojos, tomando ambas copas de cristal entre sus manos para dejarlas en el suelo.
— Nada — respondió una vez que recuperó su posición inicial dentro del jacuzzi. — Pero tendrás que esperar hasta que yo terminé de limpiar cada centímetro de tu precioso cuerpo.
Dicho eso, me hizo pegar la espalda contra su pecho. Rodeando mi cintura bajó el agua, acercando su rostro por el hueco de mi cuello y pegado su despierta erección contra mi cintura.
Sentí su caliente respiración chocando contra mi oído, seguido del fuerte maltrato de sus dientes sobre el lóbulo de mi oreja.
Jadeé por lo bajo, cuando una de sus manos se coló en mi entrepierna, acariciando mis pliegues con suavidad mientras que con su mano libre, tomaba la esponja para comenzar a lavar mi cuerpo.
Respiré hondo, para permitir que hiciera y deshaciera conmigo a su gusto. Teniendo muy presente que en algún momento yo le recordaría quién tenía el mando de nuestra relación puramente sexual.
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Con nuestros cuerpos totalmente desnudos en el área de la piscina a plena luz del día.
Taehyung y yo, nos manteníamos descansando sobré uno de los camastros del lugar, conmigo encima de su enorme cuerpo.
Manteniendo mi oído pegado a la altura de su corazón y la sensación cosquillosa de sus caricias sobre la piel de mi trasero.
Habíamos pasado todo el día fuera, recorriendo cada uno de los hermosos lugares de esta cuidad, hasta quedar terriblemente agotados.
Por lo que terminamos decidiendo pasar nuestras últimas horas de vacaciones a solas.
— Sabes... — escuché su voz a la lejanía, manteniendo los ojos completamente cerrados con mucha comodidad a la vez que mi espalda era acariciada por sus finos dedos.
— ¿Mhm? — intenté responder apesar de estar apunto de caer en los brazos de morfeo.
— Me alegra que hayas venido conmigo — soltó con sinceridad, logrando sorprenderme por completo.