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35. CORA

Mire a mi alrededor, llenando de aire mis pulmones para expulsarlo todo en un intento por tranquilizar la ansiedad que llevaba albergandose en mi interior desde hace una semana.

— Me siento demasiado extraña sabes... — confesé, hablando claro para que mi mejor amiga pudiera escucharme.

La castaña asintió en silencio, pérdida en un punto fijo.

— Supongo que es parte fundamental de hacer el amor por primera vez en tu vida... — suelta, con un tono de voz extraño.

Giró el rostro hacia su dirección, con el ceño fruncido. Evaluando su rostro inexpresivo.

Nika había estado comportándose más callada de lo normal en las últimas semanas. Y aunque ella aseguraba estar bien, el radar de mejores amigas me decía todo lo contrario. Sin embargo, no quería presionarla, ya que, sabía que tarde o temprano me diría aquello que la tenía así, porque de eso se trataba la confianza en una amistad.

Me concentré en mis uñas acrílicas como si fueran lo más interesante del mundo. En lo que encontraba la fuerza suficiente para decir en voz alta aquello que llevaba consumiendo mi mente.

— Creo que me estoy enamorando de Taehyung... — musite por lo bajo, más para mí misma.

— ¿Qué? — la sorpresa en el rostro de Nika fue todo un poema. En sus facciones angelicales verdaderamente se veía la incredulidad de mis palabras.

— No me mires así, joder — evite su mirada por algunos segundos, suspirando nuevamente. — Todo esto es muy confuso para mí.

— Sentir no está mal, Cora — añade la castaña junto a mí. Colocando su mano sobré la mía a modo de apoyo moral. — No importa de quién se traté... porque los sentimientos son algo que nacen por si solos y nosotros mismos somos los encargados de permitirlos florecer o no.

Tras sus palabras, miré en silencio a mi amiga. La manera en la que se había expresado, como si estuviera o hubiera pasado por algo similar, me hizo entender que aunque yo siempre había sido fuerte, muy en el fondo siempre necesitaría del consejo de una persona sabía, que me dejara claro que no estaba mal bajar la guardia, no después de haber pasado por un dolor tan grande como la perdida de mi madre.

— Hablaste idéntico a ella... — digo, con cierta nostalgia en la voz. — No sabes cuánto extraño a mi madre, Nika.

Puede que la mayoría del tiempo no lo exprese, pero el dolor aún persiste en mi corazón.

Le regaló una sonrisa a medias a mi mejor amiga, mientras su rostro está completamente serio, formando una línea recta en sus labios.

Aleja su tacto de mí, llamando mi atención por su repentino y drástico cambio de actitud.

Desvía la mirada al frente, y no se porque tengo la sensación de que he llegado a transmitirle mis sentimientos confundidos sin querer hacerlo.

— Cora... — habla tras largos segundos en silencio, girando el rostro hacia mi dirección para mirarme directamente a los ojos. — Yo...

— ¡Hola, chicas! — Nika se ve interrumpida por la voz de cierta chica pelinegra.

En automático, ambas giramos hacía donde proviene la voz. Mirando con atención la manera en la que Liv se sienta en el pasto junto a nosotras.

— Hola, Liv — la saludo con una sonrisa, mientras que Nika solo le sonríe.

Mi más reciente amiga, por así decirlo. Se nota con la mirada igual de pérdida que nosotras, a pesar de que en su rostro lucha por demostrar lo contrario.