Capítulo 15

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Luis

Todo en esta vida se paga y el karma es un cabrón hijo de puta, me decía en cada chance que tenía pero nunca le dí importancia porque esas cosas me valían madre. Sin embargo, hoy me arrepiento de no haber prestado más atención a sus palabras. De haberlo hecho no me encontraría en manos de la maldita FIEM.

Me la supieron jugar bien. Esa perra hizo lo que se le dió la gana conmigo destrozándome desde adentro, aprovechándose de la confianza que le dí y eso es algo que va a pagar cuando sea el momento porque estoy preso pero no debilitado. Podría estar en Marte que mis negocios continuarían operativos y mis socios al tiro, puestos para lo que necesite al igual que mi gente. No en vano soy el jefe del cartel del Pacífico; alguien con influencias en células criminales y bandas, mafias, gobiernos y en las mismas instituciones que me quieren agarrar incluida esta, aunque mis infiltrados esta vez no pudieron avisarme un carajo sobre lo que se me venía encima. O más bien lo que tenía encima... y no en un buen sentido solamente.

La abogada que contraté para el juicio de pacotilla que me quieren hacer la conozco de hace bastante tiempo. Es la misma que me sacó del apuro la última vez que caí preso en México por evasión de impuestos y la misma que hace más de un año redactó el acuerdo prenupcial que firmó Arya, o debería decir, la agente Martínez o como quiera que le digan a la condenada. Lo importante es que por su bien más le vale que salga bien librado de esta o se muere y lo sabe.

―¿Está listo mi cliente? ―La escucho preguntar a lo lejos y termino de anudar la corbata de mi traje frente al espejo que mandé a colocar apenas pisé este mugriento lugar.

Me doy la vuelta y asiento en dirección al guardia de la celda dando luz verde para que Julita entre. La veo vestida con un apretado traje de falda y blazzer azul cielo que le queda muy pero que muy bien, tanto que me dan ganas de cogérmela y, ¿por qué no hacerlo?

―Te estaba esperando ―digo sonriendo con perversidad decidiendo que será algo rápido pero muy placentero, al menos para mí.

Avanzo hasta ella deteniéndome cuando la tengo acorralada contra la mesa y cabeceo nuevamente hacia el guardia quién entiende lo que quiero y se larga cerrando la puerta metálica tras de si dejándome a solas con la morenaza que por algún motivo se inquieta al darse cuenta.

―Señor… ―comienza a hablar pero pongo mi dedo índice sobre su bonita boquita carmín indicando que se calle. No me interesa oír protestas de su parte.

Intercambio mi lugar por el de ella quedando recostado contra la mesa y ella donde estaba yo, su metro sesenta quedando más evidente que nunca al lado de mi metro noventa.

―Arrodíllate ―ordeno autoritario y abre los ojos como si le hubiera pedido que saltara de un acantilado cuando no es la primera vez que le ordeno algo así. Niega repetidas veces con la cabeza lo que me hace tomarla del mentón con brusquedad obligando a que sus ojos cafés vean directamente a los míos. ―No te lo voy a repetir, Julia. A-rro-dí-lla-te ―vuelvo a ordenar separando la palabra sílaba por silaba obteniendo una mirada asustada de su parte.

―Pero la señora… ―deja la frase en el aire y mira a su alrededor como si la estuviera buscando. ―Ella me amenazo con sacarme los ojos, cortarme las manos y la lengua si me volvía a ver con usted ―confiesa al fin acaparando mi atención.

«La loca estaba celosa… Mmm, ¿no que todo era un teatro?»

―¿Eso te dijo?

―Con todas las letras ―contesta dando unos pasos atrás haciendome reír. ―Mire, le voy a ser sincera.

―Adelante.

―Solo acepte su caso por el dinero. Lo necesito para pagar la colegiatura de mi hermana pero no voy a arriesgar mi vida por unos miles asi que le pido que deje sus insinuaciones sexuales ―continua alejándose rumbo a la salida.

Peligrosa Atracción [Próximamente en físico y ebook]#PGP2024 #POFG2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora