Capítulo 33

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Atenea

Él no podía venir.

No tenía que saber que ya conozco de la existencia de Artemisa y mucho menos debía enterarse que está conmigo. Ahora la gran pregunta es, ¿cómo se enteró? Lo averiguaré si no es que el mismo me lo dice.

La pequeña ignora lo tenso del ambiente y lo agradezco. No quiero que note que nada más entrar el genio se me agrió por culpa de la presencia de quien no debía estar aquí asi que me dirijo a ella y me pongo de rodillas para darle un beso en la frente que recibe gustosa respondiendome con un abrazo que me reitera que tomé la decisión correcta incluyendome en su vida y haciéndola parte de la mía le pese a quien le pese.

―¿Me trajiste lo que dijiste? ―Quiere saber y asiento obteniendo como premio una sonrisa radiante de esas que solo los seres puros como los niños pueden dar. ―¿Y lo puedo probar ya? ―Pregunta con ojitos de perrito hambriento y niego con la cabeza.

No puedo permitirle devorar el postre antes de la cena y menos cuando en mi loca cabeza ese debe ser un momento de cuatro: Sofia, Max, ella y yo, de preferencia con mi padre lejos.

―Después de cenar, ¿vale?

―Si me muero de hambre va a ser tu culpa ―suspira dramáticamente sacándome una sonrisa a pesar de la situación y cuando desvío mi mirada al rubio veo que le ha pasado lo mismo aunque en él se aprecia una tensión casi que mayor que la presente en mi misma y no hay que ser adivino para darse cuenta del motivo.

Tiene miedo de ganarse la desconfianza del ministro y que por cosas que ni su responsabilidad son le quiten el chance de ser candidato el año próximo.

Irónicamente, si mi padre dejara de apoyarlo sería yo quien lo hiciera pues de entre todas las personas que conozco con capacidades de alcanzar la cima Maximilian es el que más me conviene. Tiene la proporcionalidad adecuada de sentido de justicia y crueldad que tan importantes son para lograr el dominio sobre quienes no se doblegan a la ley de la FIEM y, sobretodo, mantenerlo porque aunque difícil sea llegar mantenerse lo es mucho más teniendo en cuenta que cada día surgen nuevos desafios, nuevas alianzas y nuevos centros del crimen organizado que en su búsqueda de poder no miden consecuencias ni a quién dañan.

Devuelvo mi atención a la niña frente a mí dejando de lado pensamientos que de momento no me sirven sino que me distraen.

―No exageres, enana. En diez minutos cenaremos, mientras ve con Thunder y Max a lavarte las manos ―demando poniéndome de pie chocando mis iris con los del comandante en una silenciosa petición, transmitiendo con mi lenguaje corporal lo que con palabras no puedo decir, y este hace un imperceptible movimiento de cabeza indicando que ha captado el mensaje.

La cría se pone de pie para cumplir con lo que he dicho y va hacia Black que la alza como costal de papas y se la lleva en medio de risas hacia la habitación que provisionalmente a ella le pertenece.

El lobo en lugar de irse con el dueño y su compinche decide quedarse en la sala acompañándome. Le ladra al jerarca demostrando que mucho no le agrada y este se levanta del sofá en que estaba sentado con cara de pocos amigos. Avanza hasta a estar a poco menos de un metro de mí mientras Thunder aprovecha y se tira en el lugar que hasta hace poco mi padre ocupaba.

―¿Cómo te enteraste? ―Pregunta con esa mirada que antes me intimidaba pero que ya no.

Niego con la cabeza dando a entender que no le voy a contar nada.

―Yo te podría preguntar lo mismo ―espeto subiendo una ceja inquisitiva.

―No te corresponde saber eso ―replica con todo el descaro del mundo.

Peligrosa Atracción [Próximamente en físico y ebook]#PGP2024 #POFG2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora