Atenea
Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que pasé un día sin que los problemas me acecharan.
Hace mucho dejé de saber qué es estar tranquila y en calma por más de unos escasos minutos. Entre el peso de una verdad que nadie podía saber, las exigencias de un padre que más que amor daba; y sigue dando, órdenes y la presión usual de un trabajo como el mío, no he logrado vivir tranquila. No me quejo porque a fin de cuentas no sé que sería de mí sin la constante supervisión de mi tío y mi padre. Quizá sería más feliz pero lo más probable es que no, nadie que esté tan jodido como yo lo puede ser y no es que haya nacido jodida. Si soy cómo soy es porque a mí me jodieron.
El abandono de una madre que me tenía en cuenta solo cuando le convenía y me echaba en cara que era un error, una inútil para ella, fue el principal detonante. No recibir cariño de quien se supone te ama es algo que marca de por vida a un niño y yo no fui la excepción. Me esforzaba en ser la mejor hija y estudiante con tal de que me quisiera pero nada servía. Con el tiempo llegué a desear tener otra mamá y muchas veces se lo dije a Christopher, su única respuesta era decir que ya tenía una mamá y que de cualquier modo él me amaba por los dos. Luego, tras el abandono, vino la culpa, el pensar que me había equivocado y que había algo malo en mí, no fue fácil para mi yo de siete años entender que la culpa era suya por no saberme querer. Ahí empezaron las primeras terapias para luchar contra una depresión que ni sabía que tenía y así transcurrió el tiempo hasta que fui mejorando pero todo el avance se fue al traste cuando comenzó el dichoso juego.
No soy más que el resultado de las consecuencias de los actos de unos progenitores que no supieron actuar como tales y de una manera u otra, para bien o para mal, dañaron mi mente a un nivel que llegué a pensar era irreparable, hasta que apareció ella.
Mi hija.
Pensar en ella duele aún. Su muerte, a pesar de no haber llegado a nacer, sigue doliendome como aquel día en que el maldito italiano hizo que me dispararan arrebatándome la única cosa que me hacía feliz a cada momento. En aquella etapa Luis y yo estábamos en nuestro mejor momento como pareja y las cosas no iban mal para él en el negocio pero como bien dice el dicho, no hay paz para los villanos y por eso pasó lo que pasó. No es algo en lo que me guste pensar pero es el motor que me impulsa a acabar con esos hijos de perra hasta que no quede uno de ellos en la faz de la tierra y yo lo que me propongo lo cumplo.
Desde ese día tanto Luis como yo nos dimos a la tarea de darle caza a cualquiera que tuviera que ver con los Rinaldi pero en el fondo siempre culpé a mi esposo por lo sucedido y ello fue lo que me hizo decidirme terminar con la misión pocos meses después. Sin embargo, que haya terminado con la misión no significa que haya dejado atrás mi odio por los italianos porque eso no desaparecerá tan fácil. A Enzo Rinaldi le tengo guardado un sitio especial en la lista de gente que van a sufrir mucho antes de que los elimine y él lo sabe o al menos lo intuye aunque no se imagina lo peligrosa que soy.
Recordar el pasado es doloroso, demasiado. Me llena de ira revivir cosas que quisiera cambiar por imposible que sea. Sé que es enfermizo y dañino hasta para mí misma pero no por ello dejo de sentirme así. No puedo.
El pitido del ascensor me avisa que he llegado a la planta alta haciéndome consciente del estado autómata en que he estado sumida tras recoger el maldito paquete porque ni siquiera recuerdo haberme subido al elevador. Sacudo mi cabeza y me obligo a centrarme por mi propio bien. Sé que si sigo pensando en lo mismo él habrá ganado.
Salgo fuera de la caja metálica rumbo a la sala de estar y sigo de largo al ver que afortunadamente no están ni Alyssa ni mi padre. No paro hasta la sala de vigilancia donde creo se encuentra Sofía. Al llegar abro la puerta sin una pizca de cuidado y efectivamente la encuentro sentada enfrente de las computadoras. Avanzo hasta donde se encuentra y le lanzo el paquete que cargaba bajo el brazo sin molestarme en saludar.
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Peligrosa Atracción [Próximamente en físico y ebook]#PGP2024 #POFG2024
Roman d'amourLibro 1 de la Trilogía Peligro (borrador) Tras culminar exitosamente su misión en México la capitana Atenea está de regreso en Alemania dispuesta a continuar con su vida y dejar el pasado atrás aunque para ella ya nada será igual. La infiltración t...