Capítulo 1

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Atenea

Sabía que infiltrarme en el cartel mexicano iba a ser dificil y lo fue. Durante el año que estuve casada con Luis Santos Ochoa, capo de Sinaloa, muchas cosas cambiaron en el mundo. Un nuevo orden rige la FIEM, una poderosa alianza entre la mafia italiana, la Bratva y la yakuza ha surgido como recurso para combatirlo y yo he regresado a Berlín con las esperanzas puestas en que podre tomarme un respiro de todo para al fin descansar.

He venido desde temprano en la mañana al comando central para presentar mi solicitud de permiso vacacional ante el comandante. Sin embargo, todo parece indicar que este señor ni siquiera se va a dignar en atenderme y yo a cada minuto que pasa me cabreo mas.

«Esto me pasa por no decirlo», pienso hastiada de tanto secreto.

―Vaya impuntual que es el nuevo jefe ―farfullo por lo bajo y suspiro hastiada antes de dirigirme una vez mas a Lisa, su secretaria. ―¿Tardará mucho mas el señor comandante? Llevo bastante esperando, Lisa.

Estoy perdiendo tiempo aquí sentada como idiota cuando ya podría estar rumbo a las Cayman, joder.

―Lo siento, capitana Martínez. El comandante Black tarda un buen rato en las reuniones con la capitana Mitchell, sabra la razón cuando salgan ―dice con un guiño y se larga dejándome sola con mis pensamientos sentada en un sofá afuera de la oficina del jefe.

¿Alyssa? ¿Capitana? ¿De que rayos me perdí? La ultima vez que la vi acababa de ascender a teniente y tan solo ha pasado un año de eso. No entiendo nada aunque no debería sorprenderme. Desde que volví he apreciado demasiados cambios. Este puede que sea uno de ellos. De todos modos me alegro por ella. Se lo merece, pero me pregunto que tropa pudieron haberle asignado si ya todos los puestos como capitan en esta central estaban cubiertos a menos que…

―¡¿Atenea?! ―Exclama frente a mí alguien a quien tardo un par de segundos en reconocer gracias a su nuevo tinte de cabello.

―¿Quién putas te dijo que el rubio te queda bien? ―Pregunto riendo y se abalanza sobre mí envolviéndome en un abrazo de oso que me reconforta tras el año de mierda que pase en Mexico. Acaricia mi espalda de esa manera que siempre me calma hasta que se separa de mi y se aleja un par de pasos para observarme detenidamente antes de sonreír con ternura.

―Me alegro de que hayas regresado, Ate. Las cosas no eran lo mismo sin ti ―confiesa y sonrío abiertamente.

―Pues claro que no eran lo mismo pero ya estoy aquí y todo volvera a ser como antes.

―Respecto a eso… ―comienza a decir entre risas nerviosas dandome mala espina.

―¿Qué? ―La corto. ―Sea lo que sea dilo ya, joder.

Me mira, se ríe y luego ve a un punto que no puedo ubicar preocupándome más. ¿Se habrá vuelto loca?

―Estoy casada ―suelta de pronto en medio de risitas y la miro como si le hubieran salido tres cabezas.

―Estás bromeando, ¿verdad? ―Niega y me muestra el aro dorado que lleva en su mano izquierda. Lo miro, lo toco y aún no lo puedo creer. ―Esto es increíble. Me voy un año y mi mejor amiga se casa con… ¿con quién diablos te casaste para empezar? ―Interrogo al recordar que ni novio tenía. 

La mirada cargada de diversión que me dedica durante los segundos siguientes me crispa los nervios sobremanera, entonces le hace una seña a alguien detras de mí para que se acerque y cuando volteo me encuentro con un especímen exquisito de casi dos metros de estatura, rubio y con unos ojos negros muy tentadores. Al pasear la mirada por su cuerpo veo una silueta perfecta cubierta por un entallado traje sin corbata a juego con sus ojos.

Peligrosa Atracción [Próximamente en físico y ebook]#PGP2024 #POFG2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora