Atenea
Admito que de todas las visitas posibles esta es la que menos esperaba.
La víbora de lengua venenosa nunca antes había puesto un pie en mi morada. Ni siquiera cuando la hija y yo eramos amigas. Ahora, sin embargo, está parada frente a mí observandome de una manera muy extraña. Demasiado para mi gusto.
―¿Podemos hablar? ―Pregunta en un tono sorprendentemente amable, bastante diferente de la última vez.
Desvío mi atención hacia Maximilian para saber si no soy solo yo quien nota lo rara de la actitud de la señora y su expresión es una de total confusión. Justo la misma que debo tener yo en este momento.
Devuelvo mi mirada hacia la mujer frente a mí y decido darle el beneficio de la duda, de momento.
―Está bien, Mila. ¿Qué quieres?
―Hablar ―reitera. Permanezco en silencio esperando que continue y duda pero finalmente lo hace. ―Quiero que hablemos de Alyssa.
―Alyssa está desequilibrada, Mila. Trató de matarme en mi propia casa. No veo razones para hablar de ello ―soy clara.
Si vino a convencerme de no elevar la queja al máximo nivel ha llegado tarde. Eso ya no depende de mí, de hecho, en ningún momento lo hizo porque la rubia cometió el error de atacarme sabiendo de quien soy hija y que el señor ministro tiene ojos y oídos en todas partes. Tarde o temprano se iba a enterar y las consecuencias para Alyssa serían las mismas o puede que incluso peores porque no voy a negar que me hubiera gustado ajustar cuentas con ella por mis propios medios.
―No ―niega acercándose a mí e instintivamente mis sentidos se ponen en alerta. ―Por favor, Atenea. Escucha lo que tengo que decir ―pide tomando mis manos con suavidad y la desesperación que muestran sus ojos cafés s me conmueve de alguna rara manera pero me aseguro que no lo note.
Prefiero que crea que soy una insensible antes que use lo que queda de mi humanidad para no sé qué propósito.
―De acuerdo, puedes hablar ―acepto manteniendo mi rostro impacible.
Zafo mis manos de su agarre y me dispongo a escuchar lo que tiene que decir pero en lugar de hablar desvía su atención hacia Max primero y luego a Reinhardt antes de trabar su mirada con la mía con lo que me parece es vergüenza en su expresión.
―No quiero abusar de la oportunidad que me has dado pero me gustaría más privacidad ―murmura. ―Es un tema bastante delicado ―agrega y por primera ver veo sinceridad en sus ojos.
Me encojo de hombros antes de asentir.
―Espera un momento. Ahora regreso ―digo obteniendo un leve asentimiento como respuesta.
Me encamino hacia Maximilian con una cosa en mente que dista bastante de Mila y lo que tiene para decir. Me refiero a una cosa viva de ojos negros y cabello platinado que se encuentra en estos momentos dormida y encerrada en el auto del comandante porque no podía dia arriesgarme a que alguien aprovechara la oportunidad de llevársela mientras dejábamos las compras en el lobby.
Estoy casi convencida que a esta hora no son pocos los que ya saben o intuyen que algo me une a Artemisa porque si antes había gente que andaba tras mis pasos deseosa de beneficiarse de cualquier desliz ahora son muchos más teniendo en cuenta que mi filiación es conocida en cada rincón del mundo y eso trae tantos beneficios como enemigos y, si a eso le sumo los enemigos que me gané como Arya, el número aumenta exponencialmente e incluye a cierto italiano que está más cerca de lo que me gustaría pero lo solucionaré. Sea como sea la partida ni la guerra serán ganadas por mis detractores. Primero provoco una puta guerra mundial antes que me jodan a mí o a los míos y ahora mi pequeña hermana entra en ese reducido grupo pues aunque me haya enterado de su existencia hoy mismo ella lleva mi sangre y la sangre pesa.
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Peligrosa Atracción [Próximamente en físico y ebook]#PGP2024 #POFG2024
RomanceLibro 1 de la Trilogía Peligro (borrador) Tras culminar exitosamente su misión en México la capitana Atenea está de regreso en Alemania dispuesta a continuar con su vida y dejar el pasado atrás aunque para ella ya nada será igual. La infiltración t...