Parte 16|El pasado

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Era un cálido día de verano en el pueblo de Karmaland, una boda se celebraría, la boda del habitante más querido por todos, él estaba que se moría de nervios, cuando entró su madre al salón en donde estaba.

- ¿hijo estás seguro de querer hacer esto?

- Por supuesto mamá, es el hombre que amo y no me veo con alguien más.

- Pero amor, él no te hace sentir mariposas, no siento que sea tu alma gemela, y casarte no te asegurará que lo sea.

- Lo sé... pero ya es hora, vamos.

Caminaron hasta el altar en dónde tendría que esperar a su amado, esperaron y esperaron, y cuando por fin llegó, lo hizo solo para poner fin al festejo.

- No deseo casarme contigo Vegetta, no te amo, solo quería tus riquezas, pero ya vi que no tienes mucho que ofrecer, así que está boda se cancela.

Se armó un gran revuelo en toda la habitación, el joven estaba destrozado, como era que aquella persona que consideraba el amor de su vida lo dejaba así. Su madre por otra parte, estaba furiosa, pero después recordó algo que había sucedido en el pasado, con el objetivo de dañar al hijo de su enemigo lanzó un conjuro.

Al que creerás será el amor de tu vida conocerás, y creerás que ese será el final, por más que él te haga feliz, el día de tu boda te traicionará, pues él tu alma gemela no será. Y cuando finalmente la encuentres, tu amarlo no podrás, por más que lo intenten juntos no podrán estar.

Lo que ella no se esperaba es que este fallara y cayera sobre su único hijo, intentó e intentó quitárselo, pero ni ella lo logró.
Esos recuerdos volvieron a su cabeza y se maldijo por aquel día, solo pudiendo ver a su hijo llorar ante aquel cruel acto de esa persona que el llamaba el amor de su vida, así que decidió intentar arreglar aquella maldición.

Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, solo tendrás que saber reconocerlo...

Narra Foolish:
No sé porque me dolían tanto esas palabras, al final siempre fui consciente de que nadie podría amar a alguien como yo. Mi único consuelo sería encontrar ese pergamino y volver a ser como antes.
A la mañana siguiente desayunamos y partimos rumbo al norte.

- ¿Descansaste Foolish?

- Lo hice Vegetta.

- Oye, ¿pasa algo?

- En lo absoluto.

Caminé un poco más deprisa para dejar atrás al mago, no quería estar cerca de él ahora, no era el mejor momento para ello.

- ¿qué pasa Foolish?

- Eh... no pasa nada Maximus, todo en orden.

- Pareces un poco distante con Vegetta, ahora que te hizo el cara de nabo.

- No me hizo nada en realidad...

- ¿Alguna vez te han contado la historia de Vegetta?

- No, y no creo que...

- Te la contaré como la cuentan en el pueblo... cuenta la historia de un mago que vivía en un bosque encantado, en ocasiones se le veía triste, pues a pesar de su magia no había podido encontrar el amor, en las noches la luna era su única amiga, y la que le daba fuerzas para seguir soportando esa soledad. Es que él sabía muy bien, que no podría escapar de su destino, dicen que le fue puesta una maldición, que ha hecho que su corazón no se pueda enamorar como los demás, si alguien lo tiene que amar ya lo sabrá, solo tendrá que saber reconocerlo. Pasaron los años y él era atractivo y reconocido como a día de hoy.

- Deja de guiñarme el ojo Maximus.

- Ya ya pues, bueno en que me quedé, ah si, hasta que un día paseando en el bosque la vista cruzó, con la que él creía era la más dulce mirada que en toda su vida jamás conoció, desde ese momento ambos pasaron juntos cada momento. Pero el mal que existía en uno de ellos no pudo ocultarse más, y rompió el corazón de nuestro amado mago.

- Un corazón roto.

- Para ello no existe cura inmediata y lo sabes, nunca entendió porque esa persona a la que por fin pudo amar, lo traicionó de esa manera... A pesar del tiempo que ha pasado, no lo olvida, y le es difícil confiar de nuevo en alguien, en su torre pasa las noches solo, sin nadie a su lado desde entonces, hasta que llegaste tú, compréndelo un poco Foolish, no es mala persona, solo que no es su mejor momento.

- Quizás también ya se dio cuenta que el verdadero amor no existe realmente...

- ¡Hey! Por acá, los valles -gritó Roier.

- Por fin...

Era un alivio para mí, eso quería decir que estábamos en buen camino.

- ¿que decía el acertijo que había que buscar Vegetta?

- Un gran fulgor en ellas... yo no veo nada.

- ¡Allá!

Comenzamos a ver una pequeña luz sobre las montañas, la cual avanzó.

- Que bueno eres en esto Cellbit.

- Gracias guapito.

- ¡El sendero! Vamos por buen camino chicos. En el viejo roble un precio pagarás... ¿que significa eso?

Comenzaron a rodearnos lobos, bastantes lobos.

- ¡Atrás! Agh, este lugar inhibe la magia... bueno tocará a la antigua, niños detrás de nosotros.

Comenzamos a pelear cuando de repente pude ver como un lobo iba directamente al cuello de Vegetta.
No lo pensé los veces y me lancé sobre él ahuyentándolo. Poco a poco se fueron disminuyendo el número de lobos hasta no quedar ninguno.

- Listo chicos. -dijo Roier aliviado.

- Cómo en los viejos tiempos eh.

- Cómo en los viejos tiempos Luzu.

- Foolish, gracias, por salvar mi vida.

- No es nada... ¡Ay nooo! Mi capucha, era un regalo de mi madre...

Mi capucha estaba rasgada de principio a fin en un costado, no podía ser arreglada, el único recuerdo de mi madre, destrozado...
De pronto comenzó a abrirse un pasadizo hacia una cueva.

- Lo siento mucho Foolish...

- Esta bien Vegetta, tú estas bien al menos... sigamos.

Nos adentramos a la cueva y al llegar al final no había mas que un viejo barco clavado en una pared de hielo.

- La nave que se hundió pero jamás se hunde.

- ¡Que más dice Vegetta rápido!

- ¡Ya voy Quackity! Bajo el hielo cual diamante ves, un sueño hecho real...

¿Realmente me amas? | FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora