Parte 8 | Será un secreto

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Esa noche tanto el de ojos esmeralda como el de ojos violetas no lograron conciliar el sueño como era debido, esto ya que ambos pasaron la noche pensando en el contrario, Foolish intentaba descifrar el porqué estaba siendo tan sincero y abierto con Vegetta, de dónde provenía esa seguridad y paz que le transmitía, por el contrario, el mago pasó la noche pensando en como ese chico de ojos esmeralda estaba haciendo que él, por primera vez en bastante tiempo, amara la compañía de alguien, amaba estar solo después de tantas cosas por las que tuvo que pasar con alguien de su pasado, pero por supuesto, no podía enamorarse de él, al final de todo, Foolish era un príncipe y él un simple mago.

Narra Vegetta:
Desperté un poco mas tarde de lo habitual, eso de conciliar el sueño no había sido tarea fácil, pero por alguna razón extraña ahora tenía la necesidad de preparar el desayuno para el tótem que estaba en mi habitación de invitados, quería hacer que se sintiera como en casa, y empezaría por darle un gran desayuno a él y a los pequeños huevos.

Narra Foolish:
Desperté por un olor maravilloso que provenía de alguna parte de la torre, al buscar la fuente de este me encontré con un Vegetta en plena pelea con un tostador.

- Para ser un poderoso mago te está causando bastantes problemas ese tostador -dije riendo a lo que el de ojos violetas volteó su mirada para verme.

- Bueno es que pareciera que tiene vida propia, pero nadie le gana a magogetta.

Dicho esto procedió a darle un golpe al tostador por lo que lanzo la tostada que tenía dentro cayendo en su cabeza. Ambos reímos bastante del suceso, después se lo quitó de la cabeza y le dio un bocado.

- Le di un sazón increíble -dijo a modo de burla- ¿te apetece desayunar?

- Claroo -a fin de cuentas para eso estaba ahí.

El castaño me sirvió un plano con tostadas, arroz y, en lugar de lo tradicional, para no ofender a mis acompañantes, nos hizo pequeños hot cakes.

- Esto está delicioso Vegetta, hace años no probábamos una comida decente, muchas gracias.

- ¿Pues que comían en el castillo?

Leonarda le entregó una hojita...

Narra Vegetta:
La pequeña Leo me entregó una hojita dónde venía escrito:

Es la mejor comida que he probado en años, pero no le digas a mi pa, se esforzaba mucho por hacer mis desayunos.

- Okay pequeña, será nuestro secreto-dije arrodillándome y susurrándole.

- ¿Qué dice?

- No seas chismoso Foolish.

- Ah pero vamos, es mi hija, déjame verlo.

- No no, ahora termina de desayunar que necesitamos ir a dónde el presidente de la corte real.

- ¡Algún día tendré que ver esa nota!

- No lo creo -dicho esto salí de la sala.

Tenía que avisar a Maximus de que Foolish estaba aquí y de quién era, pero debía hacerlo por separado de los demás ya que era el que mejor lo tomaría, bueno al menos al que mejor conocía para saber cómo reaccionaría ante tal noticia.

- Estamos listos -voltee a dónde provenía la voz.

- Vaya que eres rápido comiendo eh.

- Es un don.

- Bueno, vamos ya.

Nos fuimos Foolish, los huevos y yo rumbo a casa de Maximus, o mejor conocido como la corte real.

- ¡Hey Maximus!

- Hombre Vegetta, volviste, ¿y ellos quiénes son?

- Bueno, de ello quería hablar.

Tres mil años y varias explicaciones mas tarde...

- Déjame ver si entendí, él es el heredero legítimo del trono, el de la leyenda, el embrujado.

- Ajá.

- Y ellos son sus hijos huevos adoptados también malditos por haber vivido con él.

- Si, pero no hables de ellos como si no estuvieran presentes.

- Lo siento, es que me cuesta ya que pues, se ven normales tío.

- Aaah cierto, espera -me había olvidado de quitar el hechizo solo de Maximus para que pudiera ver su verdadera forma- ya está.

- Joder, entonces es cierta la leyenda del príncipe convertido en tótem.

- Ya se me hacía raro que no reaccionaras al vernos -comentó Foolish.

- Estabas viendo la verdadera forma de Foolish, Maximus.

- Ya decía yo que no podías haber estado con alguien tan guapo como él.

- Que dices.

- En otros temas, ¿qué piensan hacer?

- En primera, por supuesto que puedo estar con alguien guapo, en segunda me indigna que no me creas capaz, y en tercera planeo romper su maldición y ayudarle a recuperar su trono.

- No es que no te creyera capaz Vegettita -río Maximus- ahora, como piensas hacer eso, según la maldición solo es con el amor correspondido.

- Ya encontraré algo en los antiguos escritos de mi madre.

- ¿Y vivirán contigo por el momento?

- Claro, prefiero que vivan ahí, para protegerlo de... los posibles peligros.

- Entiendo, entonces les diré a los demás que has regresado de la misión pero no les diré sobre él.

- Gracias Maximus.

- Hombre, no hay de que. Ha sido un gusto su majestad.

- Puedes llamarme Foolish, un gusto Maximus.

Salimos de ahí y nos dirigimos a casa de Roier, él mejor que nadie sabe cómo adaptarse a un nuevo lugar y de ello quería que habláramos con él.

¿Realmente me amas? | FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora