Parte 39|¿Reglas?

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- ¿Vegetta, eres feliz en estas exploraciones y protegiendo al pueblo? Siempre te veo bastante ocupado.

- Bueno, es cierto que tengo muy poco tiempo libre, pero no me quejo tampoco, el reino confía en mí para "dirigirlos" y protegerlos, aunque si me gustaría solamente todo un día para mí, sin la presión tan constante de hasta hoy, sin misiones ni rescates, sin agenda ni deber, sin decidir que se debe hacer, solo un día sin despertarme de prisa para trabajar.

- ¿Crees que si yo retomara el trono disminuiría esa carga de trabajo para ti?

- Quizás en torno a las decisiones, si lo haría enormemente, es lo más difícil para mí... solo que no sé si los habitantes lo tomen a bien, después de todo eres para ellos una leyenda sabes.

- Lo sé, pero podría intentarlo con tal de ayudarte.

- Sin mentir, la verdad es que, si es algo que me emociona, podría probar cosas nuevas, estaría libre de tanta obligación...

- Bueno, ahora mismo no puedo darte la libertad total, pero, si un día libre.

- ¿Qué dices? Tenemos una misión.

- Solo será un pequeño retraso, anda.

Este tótem, me convence tan fácilmente con esos ojos que me hipnotizan.

- Bueno, solo hoy.

- Sabía decisión Vegetta, vamos.

Me llevó a un pequeño claro muy alejado del bosque, ahí se escuchaban los pájaros cantar, había pequeñas mariposas, bastantes flores muy bonitas alrededor, además de que a pesar de los arboles algunos rayitos de sol lograban pasar el follaje iluminando hermosamente aquel paisaje.

- Aquí vengo a relajarme, lo descubrí después de aquella excursión que tuvimos en grupo por el pergamino.

- Es hermoso Foolish.

Nos recostamos en el césped y continuamos conversando.

- Entonces, príncipe, ¿cómo era tu vida de realeza?

- Bueno, ser un príncipe conlleva bastantes cosas fuera de los lujos y riquezas, implica responsabilidad, y sobre todo seguir las reglas.

- ¿Reglas? pero pensé que solo serían lujos y mimos.

- Bueno, crees que era afortunado por poseer miles de cosas, más lo que perdí a cambio es algo que no lo vale, además había reglas, nada de quejarse, presumir, ponerse nervioso, resbalarse, caerse, resoplar, ni nada de eso.

- Todo lo que te hace humano entonces.

- Si quieres verlo así... se me enseñó que un príncipe debe permanecer presente, agradable y orgulloso de su título, debe saber de etiqueta y actuar con recato, ser alegre, encantador... un príncipe jamás se puede equivocar... sé que siempre seré príncipe pero es algo que aunque no lo quieras, hace perder libertad.

- Ya veo.

- Es más, ven, levanta, te enseñaré a comportarte como príncipe.

- Tan cómodo que estaba.

- Haz lo que te diga.

- Okaay...

- Ser príncipe es demostrar educación, ahora, hombros rectos, la barbilla en alto, pero no demasiado, debes tener un porte bastante gentil.

- Que posición tan fácil.

- La única... ahora, respiraciones controladas, inhala, exhala, pero no demasiado rápido ni fuerte. Sonríe, pero no tan abiertamente, y lo más importante no debes demostrar demasiados sentimientos en ninguna circunstancia. Un príncipe debe siempre lucir bien, y debes acostumbrarte a ser siempre observado y sobre todo actuar con cortesía.

- ¿Eso es complicado?

- Claro que no, observa.

Comenzó a actuar tal y como había descrito aquel comportamiento, pero yo solo podía pensar en su hermosa mirada, cuando lo veo siento algo que no puedo ignorar.

- Y reverencia, ¿entendiste?

- Bueno... algo así.

- Tu turno entonces.

Al intentar aquel comportamiento y caminar debidamente me tropecé por accidente cayendo junto con Foolish y quedando frente a frente, cosa que jamás había pasado debido a que él es un poco más alto que yo. Su rostro de cerca, a pesar de tener la apariencia de tótem, me parecía encantador, no quisiera pensar lo atractivo que era sin esa maldición. 

- Eh... Vegetta, are you ok?

¿Realmente me amas? | FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora